Las entradas del nuevo Louvre serán más caras para los visitantes de fuera de la Unión Europea

El presidente de la República, Emmanuel Macron, anunció este martes su plan Renacimiento del Louvre para remodelar la pinacoteca parisina. La directora del museo, Laurence des Cars, envió la semana pasada una explosiva carta a la ministra de Cultura, Rachida Dati. En el documento, que teóricamente era privado y confidencial, hablaba de un panorama de extrema decadencia: goteras, mala conservación de las obras de arte, deterioro de un edificio “vetusto” y, sobre todo, una experiencia insatisfactoria para los visitantes. Hoy, el jefe del Estado, con toda la pompa imaginable, ante el cuadro de la Gioconda en la sala de los estados, ha explicado algo borrosamente un plan que consistirá en construir una nueva entrada para aumentar la capacidad de acogida de la pinacoteca, crear una sala especial para la obra maestra de Lenorado da Vinci y la implementación de un nuevo sistema de tarificación más caro para los visitantes extracomunitarios.

Macron sorprendió con la idea de instaurar un precio de entrada más elevado para los extranjeros provenientes de países fuera de la Unión Europea, como lo había planteado anteriormente la ministra de Cultura, Rachida Dati. “Este proyecto tendrá como objetivo aplicarse a otros museos o monumentos” y deberá entrar en vigor en “enero de 2026″, declaró. Una sistema que busca mayores ingresos para financiar la remodelación, pero que destila también un cierto proteccionismo en plena era Trump. Además de esta medida recaudatoria, se creará un billete especial para visitar el nuevo módulo donde se colocará la Gioconda. Es decir, el traslado de la icónica pintura no solo busca aportar confort a la visita —la sala de los Estados quedaba saturada de turistas únicamente interesados en contemplar el cuadro de Da Vinci—, sino que permitirá tener ingresos extra. Según Macron, hay visitantes que realizan el viaje a París simplemente para ver dicha obra y no tienen interés en el resto de la colección. Ahora, podrán hacerlo pagando un precio especial.

Macron no dio las cifras económicas del proyecto ni admitió preguntas. Pero según el entorno de la presidencia, el plan Nuevo Renacimiento está valorado en aproximadamente entre 700 u 800 millones de euros. La nueva entrada y la creación de nuevos espacios bajo el Patio Cuadrado del Louvre, previstos para 2031, tendrán un coste de aproximadamente 400 millones y serán financiados con fondos procedentes del Louvre Abu Dhabi y mediante operaciones de mecenazgo, tal y como ya se hizo con Notre Dame. Por otro lado, las obras destinadas combatir el envejecimiento de las instalaciones y adaptarlas a la afluencia de visitantes están valoradas en unos 300 a 400 millones de euros adicionales, distribuidos en una década, financiados en parte por el aumento del precio del billete para los visitantes extranjeros no pertenecientes a la Unión Europea.

Una cantidad muy elevada teniendo en cuenta que el jefe del Estado asegura que se autofinanciará (más allá de 10 millones de euros que aportará anualmente el ministerio de Cultura). “Se creará una nueva gran entrada” en el nivel de la Columnata de Perrault, anunció primero Macron, con el objetivo de descongestionar la pirámide de vidrio. Este proyecto y la totalidad de las obras de este nuevo acceso serán financiados íntegramente con “los recursos propios del museo, las taquillas, el mecenazgo y la licencia del Louvre Abu Dhabi, sin cargar al contribuyente”. “Este proyecto también guiará la restauración de los jardines del Carrusel y de las Tullerías”, añadió el jefe de Estado. El diseño de la nueva entrada se encargará mediante un concurso público y se inaugurará “a más tardar en 2031″.

La última gran reforma del Louvre se produjo a mediados de los años 80, cuando François Mitterrand ocupaba el Palacio del Elíseo. Entonces, entre otras cosas, se encargó a Ieoh Ming Pei, uno de los arquitectos más prolíficos y venerados del mundo, el diseño y construcción de la gran pirámide de cristal y hierro que serviría para acoger a los visitantes de forma más ordenada. Terminaba entonces el caos. Pero comenzaba la gran era del turismo de masas. Y ni siquiera esa reforma mantiene hoy ya los estándares medioambientales y de confort, explican fuentes del Elíseo. De hecho, la construcción se convierte en verano en una especie de horno donde se cuecen a fuego lento los visitantes que hacen cola pacientemente.

El proyecto incluye la creación de nuevas salas de recepción para el público, diseñadas según los estándares actuales. En línea con la visión de Laurence des Cars, presidenta del Louvre, estas salas subterráneas, construidas bajo el Patio Cuadrado y en los fosos excavados por el entonces ministro de Cultura, André Malraux, frente a la fachada, incluirán “nuevos espacios de recepción y orientación”, así como salas de exposiciones y mediación cultural. Esta nueva distribución requerirá reorganizar las colecciones de varios departamentos, especialmente las de Antigüedades Orientales y Egipcias.

La solemnidad del anuncio de unas obras de remodelación del museo muestran también el punto político en el que se encuentra el presidente de la República. Despojado de la mayoría de funciones de gobierno, el jefe del Estado se aferra a grandes anuncios para no perder foco durante los dos largos y complicados años que faltan para terminar su mandato. La noche de las elecciones presidenciales de 2017, se presentó frente a la pirámide de vidrio para celebrar su victoria. Si hoy “el presidente se pone al cuidado del Louvre”, señalaban fuentes del Elíseo el día anterior, es porque se considera, a pesar de su pérdida de poder, como “garante del largo plazo”, encargado de “proteger todo lo que constituye el patrimonio, el orgullo y el prestigio del país”. “Este proyecto de Nueva Renacimiento para el Louvre debe representar, para el arte, la historia del arte y su transmisión, una nueva etapa en la vida de la nación”, concluyó el presidente de la República.

Macron no explicó si el museo o parte de él deberá cerrar durante la remodelación, algo que supondría un grave perjuicio para la ciudad de París. Su otro gran museo, el Centro Pompidou, se encuentra en una situación parecida y deberá cerrar sus puertas para realizar unas obras el próximo verano y durarán hasta principios de 2030. El proyecto estaba previsto inicialmente para que comenzase en 2023, pero se pospuso con el fin de mantenerlo abierto para los Juegos Olímpicos de 2024.