Una dama respetable
Bella Lewitzky es una de las respetadas damas de la danza moderna americana. Durante más de dos décadas -en los años treinta y cuarenta- principal figura y discípula del coreógrafo y antrópologo Lester Horton, a quien se atribuye el mérito de haber recogido para las nuevas formas de danza el pálpito de las culturas autóctonas de los indios norteamericanos, Lewitzky ha desarrollado durante los últimos 20 años una discreta y reconocida labor de formación y difusión de la danza, centrada en los círculos universitarios de la costa occidental de EE UU.Sin despegarse nunca de la idea de la danza como expresión dramática -que movió no sólo a Horton sino a casi todos los creadores de la etapa fundacional de la modern dance-, Lewitzky se fue distanciando de sus contemporáneos que, como Merce Cunningham, desembocaron en un concepto más abstracto del movimiento, que dominaba hasta hace poco la danza americana. Sin embargo, lewitzky no ha sido inmune a esta evolución, como se vio en la primera de las coreografías presentadas en Madrid, 8 dancers, 8 lights, que puso de manifiesto su trabajo sobre estructuras rítmicas en relación con el desarrollo espacial del movimiento, orientado mediante unas barras verticales de luz, consiguiendo algunos momentos notables de acumulación de energía colectiva.
Lewitzky Dance Company
8 dancers, 8 lights (Lewitzky / Knaak), Facets (Lewitzky / Attaway), Nos duratori (Lewltzky / Stravinski). Dirección: Bella Lewitzy; dirección musical: Larry Attaway; vestuario y luces: Darlene Neel.Festival de Otoño. Teatro Albéniz, 6 de octubre.
En la pieza que cerraba programa, Nos duratori, coreografía y bailarines parecían sentirse más agusto en un marco de intencionalidad dramática directa. Aunque el planteamiento resulte quizá algo elemental, ante la desazón y la angustia del mundo moderno sólo puede encontrarse la paz en una suerte de comunión colectiva de almas -su desarrollo, a través del movimiento, es efectivo y bello- La manera en que los movimientos fragmentados y angulosos del principio y la angustia que transmiten van limándose hacia formas curvas y redondas hasta convertirse en un flujo de movimiento apacible, que proyecta un claro sentimiento de trascendencia humana, resulta, en términos de danza, interesante y casi pedagógica.
El grupo de 12 bailarines que dirige Bella lewitzky huye de la espectacularidad. Junto con buenas cualidades técnicas de conjunto y algunas individualidades que proyectan mayor presencia y control, se podía observar en algunos momentos cierta flaccidez muscular, posiblemente atribuible al cansancio.
En suma, un interesante arranque de la faceta de danza de esta edición del Festival de Otoño que el público aficionado recibió con evidente satisfacción.
Babelia
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