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Centroamérica vive la gran hora del diálogo

Una auténtica avalancha de encuentros, cumbres y diálogos indica la existencia en Centroamérica de una voluntad de paz y de crear estructuras que fortalezcan las posiciones de la región frente a la Administración norteamericana, que parece empeñada en imponer una solución militar a la crisis. Las citas se acumulan y se mueven en un continuo carrusel tras el proceso desencadenado por el acuerdo de Esquipulas 2, que se firmó el pasado 7 de agosto en la cumbre de Guatemala.

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Conversaciones en la nunciatura

El viernes se confirmó que habrá conversaciones en Madrid entre Ia guerrilla y el Gobierno de Guatemala. Hoy, en la nunciatura apostólica de El Salvador se celebrará el tercer diálogo al más alto nivel entre el Gobierno y los fuentes guerrillero y político de oposición. También el viernes, Ios vicepresidentes de los cinco países del istmo centroamericano firmaron en Guatemala el proyecto de tratado constitutivo del Parlamento Centroamericano. El mismo día, en Managua, volvió a las ondas la emisora de la Iglesia, Radio Católica, después de 21 meses de silencio impuesto por la censura sandinista. Dos días antes había reaparecido el diario opositor La Prensa.Para los días 8 y 9 de este mes ha sido convocada en Guatemala la Comisión Internacional de Verificación y Seguimiento del Acuerdo de Esquipulas 2. Forman la comisión los cancilleres de América Central, del Grupo de Contadora (México, Colombia, Venezuela y Panamá), del Grupo de Apoyo (Argentina, Brasil, Perú y Uruguay) y los representantes de la ONU y de la Organización de Estados Americanos (OEA).

'Cumbre' en Acapulco

En la capital mexicana, el canciller, Bernardo Sepúlveda, confirmó que los días 27 y 28 de noviembre se reunirán en Acapulco Ios presidentes de los ocho países de los grupos de Contadora y de Apoyo. Al mismo tiempo, casi a hurtadillas, en Honduras, incluso por la puerta trasera, el embajador permanente de Ronald Reagan para Centroamérica, Morris Busby, realizó una gira apresurada por la región, mientras que el nuevo jefe del Comando Sur norteamericano, general Frederick Woerner, visitaba puestos del Ejército en El Salvador y aseguraba que continuará la ayuda de EE UU para combatir a los comunistas. En Washington se anunció para el miércoles una inusitada visita de Reagan al Consejo Permanente de la OEA, donde al parecer expondrá su política en Centroamérica.

El hilo conductor en este sinfín de acontecimientos es la existencia en Centroamérica de una voluntad de paz que parece en contradicción con los planes de la Administración de Reagan de acabar como sea con la "presencia comunista", en su variante sandinista y de la guerrilla salvadoreña, en tierra firme americana. Esquipulas 2 significa la concreción de la estrategia, opuesta a la de Washington, de los demócratas centroamericanos, especialmente el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, quienes consideran que "los votos y no las balas" son la vía para quitar el poder a los sandinistas.

La única posibilidad de que este camino democrático se imponga es conseguir la formación de un frente sólido con Centroamérica y otros países de América Latina frente al hermano mayor del Norte. Esquipulas 2 fue el comienzo. La puesta en marcha del Parlamento Centroamericano significa un paso más para lograr un frente común de los países tradicionalmente designados con el calificativo despectivo de repúblicas bananeras. Los países de los grupos de Contadora y de Apoyo han olvidado sus reticencias frente a los planes de paz de Arias y ahora sostienen los acuerdos de Esquipulas 2.

A todo esto se une que Estados Unidos se aproxima a la campaña electoral y la Administración de Reagan entra ya en su último año con mayoría demócrata en el Congreso. Se crea así un terreno abonado, con condiciones favorables para buscar soluciones negociadas a los conflictos y crisis de la región. La bancarrota económica en Nicaragua, amenazada de cierre por falta de combustible, ha obligado a los sandinistas a aceptar la vía de las concesiones. Esto se concretó en la reapertura, sin censura, de medios de comunicación opositores; el reconocimiento del cardenal Miguel Obando como interlocutor válido en la presidencia de la Comisión Nacional de Reconciliación prevista en Esquipulas 2; el anuncio unilateral de alto el fuego en varias regiones de Nicaragua, y otros pasos por el camino de la distensión v el relajamiento de la presión sobre la sociedad civil. Otro tanto se puede decir de: El Salvador, donde el presidente, el democristiano José Napoleón Duarte, se encuentra atenazado entre la presión de Estados Unidos y el Ejército y las exigencias populares de que se ponga fin de una vez a la guerra que asola al país y su economía.

En Guatemala, el presidente, el democristiano Vinicio Cerezo, ha tenido que recurrir a los equilibrios semánticos para explicar que el próximo encuentro en Madrid con la guerrilla no se trata de un diálogo, "porque el diálogo es interpartes", sino de una conversación sin condicionamientos por los participantes.

El ministro de Defensa, general Héctor Gramajo, ha vuelto a marcara Cerezo los márgenes de maniobra cuando declaró que el Ejército no puede aceptar una medida: recíproca de alto el fuego porque sería "anticonstitucional", y destacó además que ningún jefe militar estará, presente en las conversaciones de Madrid.

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