Desgravaciones ridículas

Leo en la edición del pasado día 18 las novedades que para los próximos ejercicios nos depara el Ministerio de Hacienda, sobre todo en lo referente a la concurrencia de rentas, y créame si le digo que me siento indignado.Ya me causó indignación cuando sólo se permitieron sustanciosas desgravaciones a los titulares de trabajos dependientes -cualquiera que fuera su cuantía-, pero que ahora se extienda sólo a profesionales independientes, olvidando a las demás parejas de contribuyentes, creo que lo único que hace es reducir el número de afectados por una injusticia sin eliminar la base del trato injusto.

Hay varias parejas de contribuyentes en los que al menos uno le ellos es titular de un negocio mientras que el otro suele tener un trabajo dependiente. A esos contribuyentes se les grava injustamente con respecto a las demas parejas en cuantías que pueden llegar a las 300.000 pesetas; a esos contribuyentes se les somete a trato discriminatorio, independientemente de la cuantía de sus ingresos, de modo que una pareja de profesionales a sueldo con un elevado nivel de ingresos tiene derecho a una desgravación que se le niega a un modesto empleado cuya esposa tenga un pequeño comercio.

La aseveración de Hacienda de que en el comercio minorista existe una bolsa de fraude no es excusa para tratar injustamente a todos sin excepción. Tampoco es lícito pensar que los titulares de determinadas actividades que requieren un trabajo personal recurran al viejo truco de traspasar la titularidad al cónyuge; Hacienda sabe muy bien quién en los últimos 10 años ha venido declarando una acumulación de rentas en el matrimonio a pesar del perjuicio que ello les causaba. Sólo sería necesario realizar una comprobación de las nuevas incorporaciones a este régimen y dejar que los demás, los que hasta el presente no hayan podido usar la fórmula polinómica porque su honradez fiscal no se lo permitía, lo puedan hacer como cualquier pareja, incluso aquellas compuestas por altos cargos de la Administración que entre ambos ganan sustanciosos salarios. Y termínese con la falacia de la economía de escala, ya que el gravamen sobre un matrimonio de perceptores de renta es el mismo que sobre el soltero que consigue él solo la misma renta. Las desgravaciones posteriores son auténticamente ridículas.

Escribo esto porque aún se está a tiempo de hacer justicia.-