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LA NUEVA DISTENSIÓN

Chirac y Mitterrand, de acuerdo en conservar a toda costa la fuerza nuclear francesa

Lluís Bassets

El acuerdo entre Washington y Moscú para eliminar los euromisiles sólo se considera histórico en Francia por el partido comunista. El primer ministro, Jacques Chirac, señaló que "no hay que dejarse llevar por la ilusión de que se ha realizado un paso importante en materia de defensa", mientras que el presidente, François Mitterrand, y el Partido Socialista se han mantenido en un discreto silencio, con ausencia de felicitaciones o de lamentaciones. Conservadores y socialistas están de acuerdo en lo sustancial de la política de defensa: preservar la llamada force de frappe, el pequeño arsenal de misiles de medio alcance sobre los que Francia ha construido su política de mediana potencia independiente.

Conservadores y socialistas están también de acuerdo en continuar política de renovación ¡el arsenal nuclear, seguir con as explosiones nucleares experimentales en el Pacífico y estrechar los vínculos de cooperación con los países vecinos, con el objetivo de construir una defensa europea más autónoma. Las diferencias entre conservadores y socialistas sobre el desmantelamiento de los euromisiles equivalen a la percepción de la botella medio llena o medio vacía.La derecha se ha lamentado de los peligros que se ciernen sobre Europa a partir de la desaparición del mecanismo de respuesta graduada que vincula a Europa con el arsenal central norteamericano, y de la vulnerabilidad del subcontinente europeo ante el desequilibrio existente en armamento convencional y químico.

El ministro de Defensa, André Giraud, tachó de "Múnich europeo" la posibilidad del acuerdo, justo en el momento en que Gorbachov realizó la propuesta, en evocación dramática de la claudicación ante Hitler en 1938, rubricada en Múnich con la aceptación del despedazamiento de Checoslovaquia. La izquierda, en cambio, ha querido presentar siempre la reducción en un registro de realismo y de responsabilización europea. François Mitterrand corrigió en aquella ocasión a Giraud, al valorar positivamente la posibilidad del acuerdo. El propio Chirac se unió al coro de felicitaciones, por temor a que Francia apareciera ante la opinión pública mundial como el principal obstáculo para la paz.

Mitterrand viene sosteniendo desde entonces la necesidad de que el acuerdo descarte totalmente la posibilidad de negociar sobre el arsenal francés. La propia terminología utilizada por soviéticos y norteamericanos es objeto de una dura crítica por parte del presidente francés. Para Mitterrand, los euromisiles no son los cohetes nucleares instalados en Europa, sino los soviéticos y norteamericanos de alcance intermedio, descartando así de este grupo los misiles franceses, que constituyen el núcleo de su defensa, aunque su alcance sea similar.

El santuario nuclear francés, a diferencia del soviético y del norteamericano, no está dotado de misiles intercontinentales de largo alcance, sino de simples cohetes intermedios. Por eso, Mitterrand insiste también en lo absurdo de asimilar armas estratégicas con alcance intercontinental y armas tácticas con alcance intermedio.

Cuestión de terminología

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Para Francia, incluso los misiles nucleares de más corto alcance son estratégicos, pues son un escalón más en su estrategia de disuasión nuclear, fraguada por Charles de Gaulle y basada en la llamada disuasión de menor a mayor. Esto significa que, mientras Francia posea esta pequeña fuerza nuclear, cualquier hipotético ataque de una potencia mayor, la Unión Soviética en principio, deberá afrontar un peligro de destrucción desproporcionado con la importancia del objetivo que se quiere atacar.El acuerdo sobre los euromisiles, ciertamente, sitúa el santuario nuclear francés en el punto de mira de las negociaciones sobre desarme en Europa. Las dos superpotencias pueden sentirse tentadas a seguir desmantelando su panoplia nuclear sin tocar en lo más mínimo el núcleo de su fuerza de disuasión intercontinental y a costa de Francia. Éste es el temor que cunde en París, y que tiene como única respuesta el avance de la construcción de una defensa europea que compense el actual desequilibrio convencional.

En el actual límite establecido por los negociadores, Francia puede darse por satisfecha de la aceptación del principio de intangibilidad de su arsenal -con la reserva de saber para cuánto tiempo- y de la exclusión de los misiles de corto alcance -menos de 500 kílómetros-, en cuya negociación la posición francesa podría verse comprometida.

"El tiempo aprieta para que los europeos piensen seriamente en una defensa común, decía el diario Le Monde ayer, expresando con ello a la perfección el consenso francés sobre defensa. Si no se despiertan pronto, se arriesgan a aparecer mañana como enanos aislados entre las dos superpotencias y Francia ( ... ) como gran obstáculo para el desarme".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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