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Las Canarias se defienden del acoso del turismo

La reciente ley de Espacios Naturales protege el 40% del territorio de las islas

El desorbitado desarrollo urbanístico registrado en Canarias en los últimos años, como consecuencia de una fuerte presión de los inversores turísticos, ha obligado al Gobierno autonómico a poner en práctica una ley de Espacios Naturales que preserve el patrimonio ecológico del archipiélago, reconocido por los organismos internacionales más prestigiosos. Canarias es la cuarta región natural más importante del mundo en cuanto a endemismos de flora. La ley protege 70 parajes de interés nacional y 34 parques naturales, lo que equivale al 40% de su territorio.

En los dos últimos años, el Ejecutivo regional ha articulado, a través del Parlamento canario, los instrumentos necesarios (ley reguladora de los Planes Insulares de Ordenación y ley sobre la Ordenación Urbanística de Suelo Rústico) para que la actual normativa sobre espacios naturales tuviera carácter ejecutivo suficiente como para poner coto al deterioro creciente de la identidad natural de las islas. El archipiélago posee hoy todos los elementos legales para que uno de sus principales atributos -su paisaje-, según reflejan las encuestas, no sufra nuevos impactos negativos. Según Javier Domínguez Anadón, ex consejero de Política Territorial, responsable directo de esta operación verde, los dos últimos años "han sido históricos para el futuro de las islas". La declaración de estos espacios naturales ha sido posible gracias al trabajo de recopilación científica realizado por los cabildos insulares desde la etapa de UCD.

Paisaje

La atención prestada a este escenario atlántico en los últimos años por instituciones internacionales como el Consejo de Europa (hace pocas fechas declaró patrimonio de la humanidad al Parque Nacional Garajonay, en La Gomera), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Fondo Mundial para la Protección de la Vida Silvestre, entre otras, pone de relieve que los ecosistemas y los paisajes volcánicos de Canarias constituyen un "hito insular en las versiones que la naturaleza cobra en el planeta". Esta ley junto a la de Planes Insulares y Suelo Rústico, pretende salvaguardar esta particularidad, según Domínguez Anadón, asegurando una buena ordenación del litoral, de las extracciones mineras y del aprovechamiento de los residuos sólidos, así como un desarrollo turístico equilibrado, el reparto racional de los recursos hidrológicos y una correcta gestión del medio ambiente insular. En los espacios reservados coexisten centros biogenéticos de alta relevancia científica y natural, donde aún perviven plantas de la Era Terciaria, hoy desaparecidas, con especies faunísticas (aves, reptiles, insectos, etcétera), muchas de ellas endémicas. La amplia gama de características geográficas, climáticas y geológicas que posee el archipiélago, unida al fenómeno volcánico que dio origen al mismo, ha propiciado, a través del tiempo, una personalidad física particular que justifica sobradamente el control del Gobierno autonómico.

Zonas protegidas

La aprobación de la ley de Espacios Naturales, con esa larga lista de parques y parajes, ha sido fundamental para evitar la desaparición de formaciones naturales amenazadas por la especulación, como era el caso del macizo de Anaga, pulmón de la capital de Tenerife, y la Caldera de Adeje, en esta misma isla, o los acantilados de San Sebastián de La Gomera. El criterio de la Consejería de Política Territorial de aprobar de una sola vez todo un listado de zonas protegidas, en contra de la tesis de algunos profesionales de realizar las declaraciones de forma individualizada, ha permitido, según el responsable de dicho departamento, que no hubiese que esperar hasta el año 2010 para obtener el mismo resultado. La ley de Espacios Naturales prohíbe cualquier tipo de construcciones convencionales en formaciones singulares geológicas y botánicas en las que figuran montañas, calderas, playas, dunas, roques, barrancos, acantilados, tubos y coladas volcánicas, malpaíses (terrenos volcánicos improductivos), tabaibales (concentración de tabalbas, especie forestal) y pinares.

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