Abuso del mar

Cuando un equipo de científicos encontró los restos del Titanic a 4.000 metros bajo el agua, los cubiertos y botellas de vino esparcidos en el fondo del mar fueron lo más conmovedor de los muchos restos que trajeron.El mes pasado, una expedición francesa recuperó algunos de estos cubiertos junto con otros objetos, en un intento muy criticado de salvar algunos de los artefactos de mayor valor del precio, cuyo descubrimiento había representado una misteriosa y triste experiencia para todos aquellos que crecieron escuchando su historia. Robert G. Ballard, cabeza de la expedición conjunta franco-norteamericana que descubrió el naufragio, suplicó a los buscadores de tesoros que "no profanaran este monumento". Un ruego parecido llegó del Congreso de EE UU, que aprobó una amplia y simbólica legislación que destinara el lugar a monumento internacional a los 1.575 muertos. Puede apostarse que esos cubiertos no parecerán tan patéticos en tierra firme dentro de la vitrina de un museo.

Tras el descubrimiento inicial, el grupo francés acusó al norteamericano de dar a conocer su parte de las dramáticas fotografías de la expedición demasiado pronto y así bajar el precio de las correspondientes a Francia.

Heridos por las acusaciones de falta de sensibilidad cultural e histórica, los franceses afirman que ellos están allí por motivos científicos y arqueológicos y que no son "saqueadores de tumbas".

, 12 de agosto