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Descubiertos dos nuevos tipos de antibióticos

Michael Zasloff, científico del Instituto Nacional de la Salud de Bethesda, en Estados Unidos, anunció la semana pasada el descubrimiento de una nueva familia de antibióticos naturales, llamados magainins, que fueron experimentados con ranas y que pueden convertirse en un arma muy eficaz contra las infecciones.El pasado mes de junio, científicos de la compañía farmacéutica sueca Astra hicieron público también el descubrimiento de una nueva clase de antibióticos sintéticos para ayudar en el tratamiento de las infecciones de la región urinaria y frenar las posibles complicaciones que pueden surgir en una intervención quirúrgica.

Este descubrimiento ha puesto en evidencia los continuos esfuerzos de los científicos para mantenerse por delante de los microbios que desarrollan mecanismos de resistencia contra los fármacos, aumentando las esperanzas de que en el futuro se puedan desarrollar tratamientos mucho más poderosos contra las infecciones.

Según Zasloff, los nuevos antibióticos descubiertos en Bethesda destruyen un espectro de microbios mucho mayor que cualquier droga conocida hasta ahora, y la investigación se dirige ahora hacia su utilización en seres humanos y en determinar si también pueden actuar como activadores del sistema inmunológico.

Desde el desarrollo de las sulfamidas, en 1930, y la penicilina en la II Guerra Mundial, los científicos han desarrollado más de 1.000 antibióticos de más de doce diferentes familias. Muchos de ellos son demasiado tóxicos para su uso médicos, pero con los más de 100 que se encuentran actualmente en el mercado se ha podido salvar las vidas de millones de personas.

Sin embargo, todavía son necesarios nuevos antibióticos por varias razones. Una de las principales es el hecho de que muchas bacterias se han vuelto resistentes a los antiguos antibióticos. También las nuevas y sofisticadas terapias, como los trasplantes de órganos, exigen antibióticos que eviten las infecciones que podrían hacerlas fracasar. Los antibióticos se utilizan también para alargar la vida de personas que sufren enfermedades crónicas como, por ejemplo, la fibrosis quística, que en otros tiempos provocaba la muerte de los pacientes en los primeros año de su vida y que en la actualidad sobreviven hasta los 30 ó 40 años.

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