El director más huraño de Francia

R. S., El director desde hace casi diez años del festival de Aviñón, Alain Crombet, es uno de los hombres más huraños de Francia. Su inquisitiva mirada va siempre coronada por las gafas, izadas en precario equilibrio sobre la frente.

Los periodistas le temen, no se le acercan y son famosas sus cortantes respuestas. Desde la sombra de su despacho, a apenas 100 metros del Palacio de los Papas, dirige, organiza y coordina el festival de más peso cultural de todo el mundo occidental y quizá el evento anual que ha sabido mantener sin signos exteriores de decadencia, un prestigio y una presencia.

"No hay problemas con el dinero", dice Crombet, "y nuestros planes son muy prometedores. El año que viene tendremos una producción especial: encargarle a Merce Cunningham una creación para el patio de honor del Palacio de los Papas. También habrá más encargos a coreógrafos de la nueva danza francesa". La crítica francesa ha sido muy ácida con la selección de Crombet para 1987: "No sé por qué ni de qué se quejan. La coproducción con la ópera de París se verá en la sala Garnier en diciembre, y ha salido bien. Traer a Martha Graham era un compromiso histórico con la danza moderna. Por otra parte, como siempre, hemos apoyado las iniciativas de vanguardia".

En Aviñón hay un festival paralelo, el Avignon off, que plantea una oferta de pequeños espectáculos desde la calle hasta las más de 200 pequeñas salas diseminadas por toda la ciudad: "No hay contradicciones con el off; incluso", dice Crombet, "al final de nuestro boletín de prensa publicamos sus actividades".