Borregueo
ENVIADO ESPECIALOrtega Cano muleteó despacito a su primer cornudo y con ritmo al cuarto. No tan despacito como al primero, que embestía a paso tortugita, pero sí con la suavidad con que embarcó al cuarto debe hacerse el toreo puro, bien lejos de las rapideces y los apresuramientos sincopados que hemos visto tardes atrás y tantos días en lo que va de temporada. Adelantar el engaño lo justo, templar el viaje, rematar relajado, ligar el pase sin perder terreno, eso, con toro, es torear. Y si se hace con borrego, como ayer Ortega Cano, es borreguear.
Extraña feria del toro donde se lidian borregos. Borregos tullidos, para completar el dato. Deben los organizadores introducir esta novedad en la rúbrica de los sanfermines y anunciarlos "Feria-del-Toro-Menos-Cuando-Sale-el-Borrego". Ayer salió seis veces. El primero, un coloradete, se cayó de culo nada más plantó la pezufía sobre el albero y continuó por allí, trastabillando, a paso de tortuguita. Los demás, hocicaban apuntalándose sobre las astas, o se arrodillaban, o se derrumbaban pegándose una panzada.
Osborne / Ortega Cano, Mendes, Sandin
Toros de José Luis Osborne, desiguales de presencia, inválidos, aborregados. Ortega Cano:pinchazo y estocada (ovación y saludos); estocada corta trasera baja (oreja). Víctor Mendes: estocada atravesada que asoma y, tres descabellos (silencio); media atravesadísima y descabello (ovación y saludos). Lucio Sandín: pinchazo y media estocada caída (silencio); pinchazo hondo (palmas). Plaza de Pamplona, 10 de julio. Quinta corrida de feria.
Ya se habían caído por la mañana, en el encierro, de nianera que no hubo sorpresas. Todo el mundo esperaba el desaguisado. Lo que extrañó a todo -I mundo, sin embargo, fue que los veterinarios no rechazaran, en el reconocimiento, género tan clamorosamente inservible para la lidia. Los veterinarios no ven,- al parecer, o si ven, ni se molestan en denunciarlo, quizá porque están seguros de que, derrengado o no el toro, al final no pasará nada: nadie les pide responsabilidades.
Mitcho se cuidaron los picadores de no herir demasiado a la tullida borreguería y, llevantaban piadosamente la vara, con mimo de madraza, arrepentidos d-. haberla hincado antes en los espinazos traseros con saña (le madrastrona. Palrrioteaba el público entonces:, y uno se- pregunta qué clase de feria del toro es ésta donde no sólo sale a la arena el borrego sino que al público en general le trae absolutamente al fresco.
Derechazos y naturales ligados con suavidad en un palmo de terreno le valieron a Ortega Cano un triunfo merecidísimo:su borregueo no pudo ser más fino y cabal. Lucio Sandín apuntó detalles de buen corte cuando alguna remota vez sus borregos aceptaron tomar el engaño con mediano recorrido, pues lo normal es que se quedaran parados en el centro de la suerte, mirándole la taleguilla con incalificable impertinencia!-A un hombre no se le debe (le mirar la taleguilla tan de cerca. Víctor Mendes ni es tos detalles de buen corte ni otros de peor cortijo pudo apuntar con la muleta, porque sus borregos aun se paraban más veces, y eso sí acudían a la llamada; lo normal era que ni se acercaran a mirar.
En banderillas, en cambio, sí pudo apuntar detalles Víctor Mendes, los suyos habituales, y puso al público en pie cuando se acercaba al borrego veloz, reunía en la cara, prendía previo gran salto, escapaba vertigínosamente en. busca del olivo, que tomaba en bri.co gentil. El atlético tercio gustó tanto, o más, que el reposado parar templar-maridar de Ortega Cano. La gente no acababa de ponerse de acuerdo en si el toreo debe hacerse con prisas o sin ellas.
Mientras se discutía la capital cuestión, otros espectadores más prácticos estudiaban el futuro de la ganadería de bravo, que se presume próspero si los ganaderos aciertan a modificar sus cruzas en el sentido que inventaron ayer mismo. Ya han conseguido los ganaderos el borrego grandóu. Ahora sólo les falta echárselo a las ovejas y en cuatro aflitos de nada, que pasan en seguida, obtendrán el torazo lanudo, apto para que un torero con gusto les borreguee por naturales y apto igualmente para dominar el mercado mundial de la lana.
Además de que un toro lanudo, con rameadas banderillas y bajonazos floreando entre bellones, debe lucir hermosísimo. Oh, qué esperanzador futuro tiene la fiesta si les hacen caso a los padres de la idea. Que no piden royalties por ello, de momento.
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