Los problemas de gobernar minoría

Los alcaldes que gobiernen en minoría deberán pactar con la oposición los presupuestos municipales, los planes de urbanismo y las operaciones financieras que superen el 551. de los recursos ordinarios, puesto que para éstas y otras cuestiones se necesita al menos la mitad más uno de los votos. Además, pesará sobre ellos el riesgo de una moción de censura que les puede desalojar del sillón presidencial si la oposición reúne los votos necesarios para apoyar a un candidato de recambio.Pese a sus limitaciones de poder, el alcalde que gobierne en minoría puede adoptar por su cuenta diversas decisiones. Por ejemplo, nombrar la Comisión de Gobierno, que actúa por delegación suya; dirigir la administración del municipio y representar al ayuntamiento. El alcalde convoca y preside el pleno, donde decide los empates con su voto de calidad. Puede contratar obras y servicios, pero siempre que su cuantía no exceda del 5% del presupuesto ordinario -a no ser que su duración sea inferior 4 un año- ni del 50% del límite general aplicable a la contratación directa; dicta bandos y edictos; es jefe supremo de la Policía Municipal; y sanciona las -faltas de desobediencia a su autoridad opor infracción de las ordenanzas.

En cambio, las funciones del pleno son más importantes, y un alcalde que gobierne en minoría está supeditado a una eventual derrota en estos asuntos: las ordenanzas locales, la determinación de los recursos tributarios, aceptación de competencias delegadas por otras administraciones, aprobación de los puestos de trabajo, retribución -de los funcionarios, ejercicio de acciones judiciales, y alteración de los bienes de dominio público.

La mayoría absoluta de los miembros legales, de la Corporación -estén presentes o no- es precisa para cuestiones como el reglamento orgánico interno, cesión de bienes comunales, concesión de servicios por más de cinco años y más del 10% de los recursos presupuestados, municipalización de actividades en régimen de monopolio, créditos superiores al 5% del presupuesto, despidos o separación del servicio de trabajadores municipales, y los planes urbanísticos.

Por tanto, gobernar en minoría supone una importante pérdida de poder, puesto que las decisiones principales no recaen en el alcalde, sino en un pleno que puede bloquear las propuestas que presente.