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El fantasma del paro cobra cuerpo en Moscú

Pilar Bonet

Las reformas propuestas ayer por el máximo dirigente de la URSS, Miajil Gorbachov, están llamadas a "impulsar" a las empresas soviéticas a "librarse" de la "mano de obra suplementaria" y "plantean los problemas del empleo en el socialismo de un modo nuevo".De forma que hubiera resultado insólita en el líder de un país socialista hace tan sólo unos meses, Gorbachov expreso ayer comprensión por los deseos de los obreros de conservar el puesto de trabajo y tranquilizó a la población asegurando que el "despido en condiciones de economía socialista" no va a transformarse en "paro". El paro, segun reconoció, "es un fantasma que nos asusta a menudo a nosotros, a nuestros propios enemigos en la reestructuración y a los sovietólogos occidentales".

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Sería imperdonable", dijo, "no señalar los nuevos problemas del empleo y colocación de los trabajadores, observados ya en los primeros pasos de los nuevos métodos de gestión económica". La población soviética, que hasta ahora ha tenido garantizado el empleo a lo largo de toda su vida, independientemente del rendimiento personal, vive con inquietud algunas de las consecuencias de la perestroika que en algunas empresas modelo, como los ferrocarriles.

Las tareas de colocación serán asumidas por los organismos encargados de cuestiones laborales y sociales y un fondo especial será creado para proceder al reciclaje laboral de los despedidos.

En vísperas del pleno del Comité Central, una delegación del comité de cuestiones laborales y sociales, dirigido por el presidente de esta organización, Ivan Gladkin, reconoció ante la Prensa que el número de personas a recolocar en el curso de la reforma económica puede superar los 10 millones de trabajadores. Señalaron que los despedidos serán avisados con dos meses de anticipación y recibirán 15 días de salario de desempleo. El comité les proporcionará otro trabajo o la posibilidad de reciclarse en otra especialidad. El Estado no está en condiciones de garantizar que el empleo esté en el mismo lugar de residencia del despedido. Tal situación puede obligar a migraciones masivas de una zona a otra de la URSS.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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