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Niño de la Capea cortó tres orejas

Jandilla / Niño de la Capea

Siete toros de Jandilla -séptimo, de regalo, de escaso trapío-, flojos, manejables. Niño de la Capea, único espada: ovación y salida al tercio; petición y vuelta; petición y dos vueltas; ovación y salida al tercio; oreja; ovación; dos orejas y salida a hombros. Corrida retransmitida en directo por Televisión Española. Plaza de Málaga. 12 de junio.

En el año de las gestas, Niño de la Capea toreó en Málaga siete toros -uno de ellos, de propina- y cortó tres orejas. La primera gesta en la temporada fue de Manzanares, por matar dos Víctorino en Valencia; la segunda, de Espartaco, que se encerró con seis Miura en Sevilla; la tercera, de Niño de la Capea, ayer, con siete de Jandilla.Gesta por gesta, empero, conviene distinguir: una cosa es torear Miura o Victorino, y otra Jandilla. Miura y Victorino son ganaderías terroríficas, mientras Jandilla es vivero de torillos que se disputan las figuras.

Hubo en. la tarde televisada del gesto -o quizá gestito escaso toreo de capa y ninguna lidia, porque los Jandilla no tenían nada que lidiar: salían de chiqueros ya lidiados., Les picaban leve, doblaban brazuelos o se derrumbaban francamente. El argumento de la corrida se cifraba en las faenas de muleta, y al público pareció complacerle esta versión reducida de la fiesta, porque no paraba de aplaudir.

Apoteosis

Las faenas de muleta fueron voluntariosas, plenas de cuanto saber atesora Niño de la Capea. Hubo toros de carril, a los que corrió la mano con varia fortuna, y hubo uno violento por el pitón izquierdo, al que intentó someter, reiteradamente, por ese lado. No lo consiguió, pero la intención denotaba profesionalidad.

En el séptimo fue la apoteosis, como en las buenas revistas. Colaboró el Jandilla con su docilidad y Niño de la Capea le instrumentó la suma más depurada y completa de su repertorio; es decir, derechazos, naturales y molinetes. La larga y emotiva faena prendió en el público, y cuando el diestro mató en la suerte de recibir se desbordó el entusiasmo.

Dos horas largas estuvo la televisión retransmitiendo derechazos, naturales y molinetes. A veces los repetía con movimiento retardado y entonces podía apreciarse con claridad que Niño de la Capea citaba fuera de cacho, con el pico de la muleta en el pitón contrario, y al remate de los pasos solía perder terreno. Pero el movimiento retardado no es toreo real, sino artimaña electrónica, con resultado vil en casos como el que nos ocupa. El toreo es, entre otras muchas especificaciones, instantaneidad, su sorpresa y su emoción. Por ejemplo, esos cuatro soberanos pares de banderillas que prendió Manolo Ortiz. 0, por ejemplo, unos ayudados que Niño de la Capea le instrumentó a uno de los tullidos Jandilla. Estos detalles toreros le valen al aficionado más que el dato de esas tres orejas que cortó Niño de la Capea. Aparte de que cortar tres orejas en siete Jandilla, tampoco es como para lanzar cohetes.

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