Carlo Magno y los pequeños gigantes
"El Reino Unido nos liberó de los grandes maestres de la Orden de Malta, los honorables (los parlamentarios) nos liberaron de los ingleses; pero ¿quién nos liberará de estos nuevos conquistadores". La reflexión que se hace Oliver Friggieri, profesor de la univeisidad de Malta, autor de la única historia de la literatura de la isla, es casi la misma que la de Karlu Manju (Carlo Magno), el protagonista de su novela Las flores no crecen en el Parlamento. La obra, un éxito de ventas prácticamente sin precedentes en el pequeño país mediterráneo, ha despertado una fuerte polémica y cuestiona con agria ironía el funcionamiento del actual sistemá de representación popular.Carlo Magno lo es todo, menos grande. Es el hombre común, celoso de su individualidad y nada dispuesto a salir adelante dentro del engranaje vigente. en Malta, que, según Friggieri, obliga prácticamente a subirse al carro de uno de los dos grandes, partidos. Por eso desafia el privilegio parlamentario y escribe una carta insolente y agresiva. El primer ministro (imposible no descubrir en él a Dom Mintoff) no quiere procesarle para no crear un héro e. El Parlamento le condena, pero no le penaliza. Al final -era inevitable-, todo sigue igual.
"Carlo Magno- es el símbolo de la indefensión ante el poder", dice Friggieri, que ve en las críticas llegadas desde los dos grandes partidos la prueba de que su libro ha dado en el clavo. "El problema de Malta", dice, "es moral: necesitamos una política limpia; que los políticos y los gobernantes sean auténticos servidores del pueblo; que se acabe su distanciamiento, su arrogancia y su prepotencia".
Friggieri ve, en el horizonte de la utopía, la "necesidad de una tercera vía, de un partido de la moralidad". Pero entre tanto confiesa que votará a los nacionalistas porque, aunque se define de izquierdas, cree que "los laboristas necesitan una cura de humildad".
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