La importancia del carísma

Para cualquier artista, tan importante es la perfección y bondad de sus obras como que éstas sean conocidas y valoradas por el público. Transmitir, calar, y, en definitiva, poseer carisma ante el público es fundamental. De los novilleros de ayer dos, Cepeda y Niño de la Taurina, han nacido con este regalo carismático, y el otro, Galindo, no.Así, mientras la concurrencia jaleaba unas chicuelinas chapuceras del Niño de la Taurina, en el quite al segundo novillo, Galindo, inmediatamente después, solo obtenía tibias palmitas en semejante suerte, hecha como mandan los cánones. Galindo realizó dos faenas de corte clásico, con ligazón, gusto, pintúrería y variedad. Pero este torero no transmite. Como profesor en una escuela de toreo de salón, Galindo no tendría precio.

Niño de la Taurina, además de carisma, tenía a sus paisanos. de Santa Olalla poblando los tendidos. El novillero vino a Madrid pleno de reconcóme, arrojo y hambre de triunfo. Atropelló la razón con un valor espartano y encendió la pasión de la concurrencia.

Banderilleó con poderoso estilo, destacando un par al sesgo por los adentros, prendido en un terreno inverosímil, que puso en pie a los espectadores. Con percal y muleta está verde, lógico pues ayer toreaba la segunda novillada picada de su vida. Sin embargo supo mantener la jaez y apuntó detalles y condiciones que le pueden saciar su hambre de gloria.

Cepeda, también carismático, bordó el toreo al iniciar su prime ra faena, tras la ajustada pedresi na en la que el novillo le arrancó los alamares de la cadera. Después supo encelarle en el señuelo, logrando bellos momentos, hasta que al novillo se le acaba ron las fuerzas. En el otro , manso y que tardeaba, intentó desarrollar el toreo extractivo, sin conseguir más allá de unas fruslerías de pases, a base de exponer, y algún achuchón, aunque con dignidad y sin descomponerse.

Triunfo de El Chavea Francisco Rodríguez El Chavea consiguió ayer un éxito importante al cortar tres orejas en la novillada de Barcelona. En el mismo festejo, con reses de Sánchez Fabrés, Jerezano tuvo silencio y pitos y Alberto Martínez, oreja y vuelta.

San Martín de la Vega (Madrid). Novillos de García de Lora. Rafael Sandoval, silencio y pitos. El Javi, dos orejas y vuelta. Roberto Serrano, vuelta y ovación. El rejoneador Fernando Sanmartín, oreja.

Mora de Toledo. Novillos de Paquirri. El Ecijano Raúl Zorita, una oreja en cada res. Julio Apaticio, oreja y ovación.