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EL JUICIO SOBRE EL SÍNDROME TÓXICO

Olvidos y contradicciones

Enrique Salomó ha declarado en tres ocasiones en el sumario de la colza. La primera, ante la policía de Reus, a la que sé presentó voluntariamente, el 2 de agosto de 1981; la segunda, ante el juez de la citada localidad catalana, el 3 de agosto, y la tercera, el 30 de diciembre del mismo año ante el Pez de la Audiencia Nacional instructor del sumario, Alfonso Barcala. Salomó realizó rotundas afirmaciones y tuvo significativos olvidos que luego supusieron importantes contradicciones.El aceitero catalán sostuvo en las dos primeras comparecencias que se enteró por la prensa de que el aceite estaba desnaturalizado. Posteriormente reconoció que se lo dijo Juan Miguel Bengoechea, en la reunión de Zaragoza, el 17 de junio de 1981.

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Salomó aseguró en agosto de aquel año que no tenía ninguna relación con Ramón Alabart, aunque después, en diciembre, puntualizó que mantenían una amistad íntima. También había dicho en dos ocasiones que ni él ni Alabart habían acudido a la reunión de Zaragoza en la que se trató sobre el refinado necesario para eliminar el desnaturalizante en los aceites a fin de que pudiera ser destinado al consumo humano. En diciembre, cuando ya conocía las declaraciones de los otros asistentes, no le quedó otro remedio que admitir que estuvo en Zaragoza con Alabart.

El aceitero catalán negó en agosto de 1981 que el intermediario Jorge Pich asistiera a una reunión que mantuvo en Barcelona con Juan Miguel Bengoechea, así como que hubiera entregado muestras de aceite a ambos, retractándadose posteriormente de estas manifestaciones. También admitió en diciembre que entregó muestras de aceite de colza comestible a Pich y Bengoechea. Respecto a Bengoechea dijo: "Estaba alterado y nervioso y demostraba un interés considerable sobre la muestra de aceite refinado que le tenía preparado, comentando Bengoechea que era para probarla y que cuando llegase a su casa la probaría".

El interés de estas contradicciones radica en que algunas acusaciones consideran que Bengoechea pidió muestras del aceite de colza desnaturalizado que él había vendido a Salomó para observar cómo había quedado después de las operaciones del refinado y si era factible destinarlo al consumo humano.

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