Italia decide aplicar el IVA cero a libros y diarios

Italia ha decidido aplicar el IVA cero a los libros y publicaciones periódicas. En el primer caso, la medida entrará en vigor a partir del próximo 1 de enero de 1.988, mientras que para las revistas y diarios la medida es efectiva desde este mismo mes. La decisión italiana fue acogida con entusiasmo en la reunión del Grupo de Editores de Libros la Comunidad (GELC), que desde el pasado jueves se ha venido celebrando en Madrid. El grupo estudió la situación del precio fijo en los diferentes países, de la Comunidad Europea y decidió recomendar su aplicación en todos ellos.

"El libro es cultura y es economía", afirmó ayer Gerald van Roozendaal, editor de los Países Bajos y presidente del GELC, y añadió: "Y así se lo hemos hecho saber al presidente del Gobierno español en la reunión que tuvimos ayer (por anteayer), y en la que se ha mostrado muy receptivo a nuestras peticiones".La reunión del GELC, que se ha celebrado por primera vez en España, país que pertenece al grupo desde el pasado año, abordó, en consonancia con la opinión de Van Roozendaal, dos tipos de cuestiones: las culturales y las económicas, pero estuvo mucho más decantada a este último aspecto que al primero.

El primer punto importante del orden del día era el, estudio de la situación del precio fijo para el libro, defendido por los editores y al que se oponen algunos grupos del Sector de ventas. Para Van Roozendaal, "las fronteras europeas son artificiales, producto de la historia", y la no coincidencia de los límites políticos con los lingüísticos origina un serio problema en algunas zonas, a saber: entre Bélgica y Francia y entre Bélgica y Holanda; entre Irlanda y Reino Unido, y entre el Reino Unido y el resto de los países, dada la potencia del inglés. Especialmente en Francia, se produce una situación que ha dado lugar a polémicas. En este país, el libro tiene precio fijo por ley, no así en Bélgica. Los exportadores pueden, sin embargo, rebajar los libros si no han vendido ejemplares seis meses depués de su adquisición. La solución adoptada por algunos distribuidores es sencilla: se importan los libros en junio y se ponen a la venta, ya con descuento, durante las fiestas navideñas, que es uno de los momento en los que las ventas se incrementan notablemente.

Para acabar con estas operaciones, los editores pretenden una armonización de las normas comunitarias que impiden el precio fijo para todos los países. "Creemos que los libros no son un producto de comercio normal en el área comunitaria porque los mercados no son intercambiables, y que esto debería ser contemplado por los organismos de la Comunidad" afirmó.

El segundo asunto tratado en extensión fue la aplicación del impuesto sobre el valor añadido (IVA) al libro. Tras la decisión de Italia, conocida ayer por los propios editores, la situación ha variado, opinan, ya que las reticencias de aquellos países cuyos Gobiernos afirmaban que no era posibIle la reducción -entre los cuales se en cuentra España- quedan en entredicho. Según Pere Vicens presidente de la Federación de Gremios de Editores de Espafla, "cuando hay voluntad política, se encuentra la fórmula adecuada". Vicens recordó que la venta de libros en España ha disminuido un 18% en 1986, aunque opinó que no era íntegramente atribuible al IVA "pero sí en parte, porque nuestras estimaciones apuntaban a una caída del 12%".

Audiencia

La afirmación del Presidente del Gobierno, Felipe González, en la audencia que concedió a los editores el jueves, en el sentido de apoyar la reducción del IVA para el libro en toda la Comunidad, era acogida con una mezcla de optimismo y escepticismo. La Comunidad proyecta un IVA unificado para 1992, pero los editores españoles quieren la reducción ya, al igual que la tienen Gran Bretaña, Irlanda, Portugal, Grecia y, ahora, Italia. Cinco países sobre los 12 que integran el Mercado Común. El resto de Estados aplica porcentajes muy variables, desde Dinamarca, que grava los libros con el 22%, hasta la República Federal de Alemania, que aplica el 7%. El optimismo derivaba, fundamentalmente, de la aceptación de Felipe González de presidir el salón Liber en septimbre, al que hasta el momento no había asistido nunca. Los editores creen detectar ahí un síntoma de una mayor sensibilidad gubernamental.