Ofensiva económica de Marruecos sobre las islas Canarias
La clase política marroquí sostiene con énfasis que "Canarias es parte integrante del Estado español" y que "no hay trazas marroquíes en esas islas". Sin embargo, miembros del Gobierno- y políticos españoles dicen en privado que, después de Ceuta y Melilla, nadie puede estar seguro de que no se plantee una célula de reflexión sobre Canarias. Hasta el momento, sólo Argelia ha puesto en duda la soberanía española respecto al archipiélago. En septiembre de 1977, en Nueva York, las delegaciones argelina y española en las Naciones Unidas mantuvieron una tensa conversación. Uno de los protagonistas lo recuerda así: "Los argelinos nos decían: 'Ustedes están secuestrados por Marruecos con Ceuta y Melilla. Nosotros podemos hacer lo mismo con Canarias, que les molesta más".Al año siguiente, se produjo un intento de incluir a Canarias en la lista de territorios a descolonizar de la Organización para la Unidad Africana (OUA). La operación provocó una de las raras ocasiones en que se ha ejercido en España auténtica política de Estado. Coordinadas por' Marcelino Oreja, entonces ministro de Asuntos Exteriores, delegaciones de los principales partidos realizaron gestiones para obstaculizar las pretensiones de los independentistas canarios, auspiciadas por Argelia. El presidente de la República Francesa, Valery Giscard d' Estaing, se negó a intervenir cerca de los países francófonos de África, alegando que se trataba de "una cuestión bilateral".
Desde aquellas fechas, no ha vuelto a plantearse la cuestión de Canarias en foros intergubernamentales. Y la pretensión actual de Marruecos es muy distinta: aprovechar el tirón económico del archipiélago para ayudar al desarrollo de sus. regiones del Sur, en las que viven siete millones de personas.
Desde el consulado general de Marruecos en Las Palmas, que dirige Ibrahim Musa -el primer médico saharaui formado en España-, se fomenta una polít ica que tiende a introducir a Marruecos en los engranajes turísticos del archipiélago; a animar el comercio y las inversiones canarias en su territorio; y a acentuar la marroquinización de la flota pesquera que faena en el banco canariosahariano.
Los marroquíes no suenan con llevarse los cuatro millones de visitantes que reciben las Canarias cada año, pero sí con atraer una parte de esa clientela hacia las zonas turísticas en desarrollo -Agadir, Tan Tan y la ciudad de Marraquech por medio de ofertas complementarias a las del archipiélago.
En materia de pesca, los marroquíes ofrecen empresas mixtas para compensar a quienes puedan quedarse fuera del acuerdo pesquero. Frente a las ,dificultades de los pequeños, los grandes del sector aprovechan a fondo la colaboración hispano-marroquí. Éste es el caso de Anacef, que agrupa a las empresas de cefalópodos y que controla también el frío industrial. Un reducido grupo de firmas -Lloret y Linares, Garavilla, Hijos de Ojeda- controla la flota sardinal, la industria conservera y la fabricación de harinas de Lanzarote. Este grupo ha alquilado tres barcos grandes a una empresa pública marroquí y así compensa la reducción de flota que impusieron los acuerdos de pesca de 1983.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.