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Terroristas libaneses recibieron fondos del 'Irangate'

Francisco G. Basterra

Washington no sólo vendió armas al régimen del ayatolá Jomeini, sino que financió la revolución íslámica. Tres millones de dólares (unos 390 millones de pesetas) procedentes de la venta de armas norteamericanas a Irán fueron a parar a los extremistas proiraníes que tienen secuestrados a rehenes estadounidenses en Líbano, según publicó ayer The New Yark Times. Ronald Reagan, que se enfrentará hoy a los periodistas en su primera conferencia de prensa en cuatro meses, deberá responder a esta nueva bomba del Irangate, que confirma que EE UU pagó rescate y cargó incluso con gastos de los secuestradores.

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El Congreso y el fiscal especial llegaron ayer a un acuerdo de concesión de inmunidad limitada al ex consejero de Seguridad Nacional John Poindexter, para que pueda contar si actuó con órdenes del presidente, sin miedo a ser procesado por sus declaraciones.Poindexter no testificará en sesiones públicas hasta mediados de junio, concediendo al juez Lawrence Walsh los 90 días que había solicitado para preparar su acusación contra los arquitectos del Irangate. Se estima que el testimonio de Poindexter, que despachaba todos los días con el presidente y actuaba como tomador de notas en importantes reuniones, es más importante aún que el de Oliver North y permitirá descubrir hasta dónde llegan las responsabilidades en la Casa Blanca.

Poindexter podría testificar, a puerta cerrada, en mayo, pero sus declaraciones no serán reveladas para no perjudicar la investigación del fiscal especial. North, el Rambo que ejecutó la operación clandestina, recibe también una inmunidad similar y no testificará, ni siquiera en sesiones privadas, como Poffidexter, hasta el 15 de junio. Personajes más secundarios, pero importantes para saber los manejos de la red privada de ayuda a la contra, cuando estaba prohibida po el Congreso, también recibirán inmunidad. Las primeras audiencias públicas de los comités especiales del Congreso, en sesiones conjuntas, comenzarán el 5 de mayo. La investigación concluirá en el otoño y habrá un informe final conjunto de las dos Cámaras.

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El intermediario iraní Manucher Gorbanifar depositó entre dos millones y tres millones de dólares (de 260 millones a 390 rnillones de pesetas) de las cantidades recibidas por las armas entregadas a Irán en una cuenta del banco Crédit Suisse, a nombre del Movimiento Global Islámico, una organización que financia a los grupos extremistas que trabajan para extender la revolución islámica del ayatolá Jomeini. Uno de sus clientes es Hezbolá (Partido de Dios), el grupo shií en cuyas manos están algunos de los norteamericanos secuestra dos en Beirut.

Gorbanifar ha descrito estos pagos como "rescate", y un funcionario norteamericano como "compensación por los servicios prestados". Si esta información se demuestra que es cierta quedará totalmente destruida la coartada de Reagan, que aún insiste en que su intención fue una apertura estratégica a los moderados en Irán. Los investigadores del escándalo deberán, descubrir si los funcionarios norteamericanos implicados en el Írangate sabían que se estaban haciendo estos pagos. El informe de la comisión Tower, que responsabilizó el pasado mes al presidente y a sus asesores del desastre de la operación iraní, dice que algunos funcionarios sospecharon que se estaba "comprando" a los iraníes.

'Engrasar voluntades'

Gorbanifar ha dicho que la venta clandestina de armas al régimen que califica a EE UU como "el gran Satán" fue ayudada por la entrega de unos 10 millones de dólares a varios dirigentes de Teherán, cantidad necesaria para engrasar sus voluntades.

De estas contribuciones políticas, seis millones de dólares fueron para el presidente del Parlamento iraní, Hachemi Rafsanyani, y su familia. Posteriormente, Rafsanyani, considerado como "pragmático moderado" por la Casa Blanca, descubrió la operación y puso en ridículo a Estados Unidos, al mostrar al mundo una Biblia firmada por Reagan y entregada por los fontaneros de la Casa Blanca en señal de buena voluntad.

Gorbanifar, que actuó corno intermediario a pesar del resultado negativo de una prueba del detector de mentiras a la que fue sometido por la CIA, escribió el pasado año al presidente norteamericano para contarle que "sustanciales sumas de dinero" procedentes de la venta de armas habían ido a parar al ayatolá Alí Husein Moritazeri, uno de los aspirantes a la sucesión de Jomeini, considerado como el líder de la facción mas extremista y que controla al denominado Movimiento Global Islámico.

Gorbanifar quiso cubrirse bien y repartió dinero a todos los grupos enfrentados en Irán, según The New York Times, que cita siempre fuentes próximas a este sorprendente hombre de negocios.

El informe de la comisión Tower explica que Gorbanifar no escondió su juego, y advirtió a la Administración de Ronald Reagan que la operación iraní requeriría pagos dudosos, con "rescate en metálico para los secuestradores".

En una carta al magnate saudí Adnan Kashogrui, que también participó en el negocio emprendido con Irán, Gorbanifar explicó: "Quizá necesitemos realizar sobornos encubiertos o un regalo, a funcionarios, políticos o clérigos iraníes".

El líder del Movimiento Global Islámico, Medhl Hachemi, el hombre encargado por Montazeri de impulsar la revolución islámica, fue detenido el pasado octubre acusado de traición. El movimiento recibía una comisión del 3% al 5% en todas las adquisiciones de equipo militar que se hacían para los guardianes de la revolución, según fuentes iraníes en Europa.

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