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La marginación de un premio Nadal

Manuel Vicent, "escritor de periódicos", presentó su novela 'Balada de Caín'

"Soy un marginal", dice Manuel Vicent, pero no convence a nadie porque su mirada clara, de niño, sonríe a la más mínima excusa, sin asomo de ironía, y porque escucha agradecido cualquier historia; se nota que es un hombre con tiempo. También, porque un número mayor de personalidades y artistas del que se suele desplazar a estos actos acudió ayer a mediodía a un viejo restaurante de Madrid a saludar la publicación de su novela Balada de Caín, último premio Nadal de novela y obra de quien se definió, en una entrevista anterior, como "un escritor de periódicos". Entre otros asistieron Carmen Romero, esposa del presidente Felipe González; el académico Julio Caro Baroja; y Pilar Miró, directora general de RTVE.

"Creo que está todo dicho. Creo que el mundo está explicado o que lo que hay que decir tiene un límite. Lo que no lo tiene es la forma, que cambia la sustancia de las cosas. La forma es un campo de experimentación insondable. Para mí la forma es lo esencial". No es fácil para el periodista hablar con Vicent porque habla como escribe, como si hubiera destilado antes las palabras, y hay que tomar nota de absolutamente todo.A él no le gusta semejante observación, pues toda la vida ha aspirado a hablar como se hace en Oxford o Cambridge: dudando, como si lo que dices se te estuviese ocurriendo en ese instante, carraspeando por culpa de un imaginario humo en el aire. "El latino se sabe su discurso de memoria, es enfático y suena falso".

Vicent desea "viajar a ciudades cuyos nombres suenen bien". Como Bagdad. "Como Bagdad", concede. "Y no sólo que suenen bien, sino que en su día fueron maravilla y hoy son costrosas". Le excita pensar en las refinerías de petróleo en Eleusis, porque cree que toda estética contiene su propia putrefacción. De ahí el fatalismo de muchas de sus metáforas. "Cuando veo a una bella muchacha, tiendo también a ver su futura destrucción", dice.

Cabe la sospecha, con Vicent, de que esté haciendo literatura al hablar. Y no sólo porque cree que toda palabra es cierta, por el simple hecho de ser expresada, sino porque ése es su objetivo: "Lo que, quiero hacer es literatura y elige como ejemplo el de la muchacha violada en el túnel de Azca. "Si eres un verdadero artista, tienes que aspirar a que digan: '¡Qué belleza! ¡Que bien escrito está!'. Si eres un informador, debes aspirar a que quienes te lean se lamenten del horror del mundo en que vivimos".

El agricultor

Vicent detesta que le señalen por la calle y no sabe qué hacer en los cócteles, "donde la gente mira por encima de tu hombro para ver si llega alguien más importante que tú". "Si no vas a los sitios, aciertas", dice. Se siente un outsider, un marginal. Asegura que siempre lo ha sido desde que prescindió de un título de abogado que le habían dado como cuerda para izarse a la cumbre social. Dice también que no cuida su imagen, y de ahí que pueda aparecer, por ejemplo, en algún escenario más adecuado a ministros y estrellas de revista. Pero si no cuida su imagen, ¿por qué se arrepiente de haber dicho que va por la vida como agricultor cuando se le informa que lo mismo hacía William Faulkner? Si le preguntaban qué era, respondía: agricultor.Una experiencia curiosa es hablar de arte con Vicent. O dejarle hablar, porque tiene mucho que decir. Entonces se le acelera el verbo, afila los adjetivos, aparta un café y sonríe con más confianza aún, Admira de Picasso su capacidad de dibujar una pasión con una línea, de Miró su sensibilidad creadora, y de Tàpies, "que ante una puerta vieja y arañada digas: parece un Tàpies".

No hace falta que él confiese "a veces padezco mono de ciertos cuadros" para comprender que Vicent vive entre los colores un mundo que no encaja en la foto que la gente tiene de él. Existen varios otros mundos -su afición al mar, por ejemplo- de los que sólo existen sugerencias como las de su prosa.

El bautizo de Balada de caín convocó a representantes de algunos de estos mundos: escritores -Juan Benet-; periodistas -Juan Luis Cebrián-, y compañeros de tertulia como Alvaro de Luna, El Algarrobo.

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