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Defensa considera que la estafa a la Armada fue posible por el escaso control contable en los Ejércitos

Carlos Yárnoz

El Minisierio de Defensa ha reconocido que la falta de más rigurosos sistemas de control y de un sistema administrativo morderno en los Ejércitos hizo posible que el teniente coronel Carlos Calvete sustrajera a lo largo de los tres años más de 290 millones de pesetas de la Armada, sin que los jefes de la Marina se apercibieran del hecho. El pasado 10 de enero, y por indicación del propio Calvete, se hizo un profundo arqueo de los fondos de la Armada, y a los inspectores les cuadró el balance, como ya había ocurrido en anteriores inspecciones hechas cada dos o tres meses, según ha contada el teniente coronel,

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En medios próximos a la investigación de los hechos se asegura que el método empleado por Calvete para burlar las inspecciones era muy sencillo. En la Armada se manejan fundamentalmente dos cuentas bancarias: una en el Banco de España. y otra en la Caja Postal de Ahorros. Las inspecciones se hacían sobre los movimientos de la Caja Postal y sobre los asientos contables que controlaba Calvete como habilitado general de la Armada. Cada vez que se realizaba una inspección, Calvete transfería mediante cheques -firmados también por otros mandos de la Marina cantidades de dinero del Banco de España a la Caja Postal, y de esta forma no se descubría el agujero. Pasada la inspección, se devolvía el dinero al Banco de España.Precisamente en estas fechas, Defensa ha realizado un amplio informe para variar los sistemas contables en todas las unidades militares y evitar de esta forma movimientos injustificados o arbitrarios de los fondos, Así, por ejemplo, cantidades económicas aportadas a los cuarteles para el alimento de los soldados han sido distraídas en numerosas ocasiones para otros fines, utilizando fórmulas tan simples como el incremento de permisos a los soldados o los licenciamientos adelantados, mediante los cuales se lograba disminuir el presupuesto para la comida.

Hasta el momento, los dos únicos detenidos en relación con la sustracción de fondos a la Armada son Calvete y el comerciante Jesús Jimeno. Ambos firmaron un documento fechado el 25 de noviembre de 19-86 por el que Jimeno reconoció que el cita do jefe militar le había dado 387.758.000 pesetas en 79 entregas realizadas desde el 8 de abril de 1984 hasta el 27 de enero de 1986 (véase documento contiguo). En el, escrito, Jimeno señalaba que no podía devolver esas cantidades "por carecer de fondos", y a cambio ponía a su disposición acciones de la empresa pariameña Corporación Minas Arenas (Cominasa).

Jimeno -ha indicado que nunca supo que el dinero que recibía de Calvete era de la Armada, aun que reconoce que fue ocho o nueve veces al Cuartel General para recibir en metálico y de manos de Calvete alrededor de 40 o 50 millones de pesetas, por los que firmó recibos en blanco. También dice Jimeno que, el dinero que recibió lo ingresó siempre en Comercio Exterior del Pacífico (Comexpa), empresa en la que Calvete es administrador único y Jimeno apoderado.

Por el contrario, Calvete dice que Jimeno fue al Cuartel General de la Armada al menos 30 o 40 veces y que antes de que en octubre de 1984 se creara Comexpa le había entregado ya unos 100 millones de pesetas, como figura en el citado documento. También dice el militar que cuando retiraba dinero, Jimeno firmaba recibos en los que figuraba el membrete de la Armada y que en las cuentas de Comexpa puede comprobarse que allí no se ingresaba, el dinero de la Armada.

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Operaciones con Panamá

La primera entrega de Calvete a Jimeno se hizo a comienzos de 1984, cuando el militar estaba sometido a tratamiento psiquiátrico. Fue de un millón de pesetas, y sólo 15 días más tarde Jimeno lo devolvió, además de 250.000 pesetas de intereses, según fuentes próximas al teniente coronel. Operaciones similares se repitieron en semanas siguientes. Confiado en su socio, Calvete creó con él Comexpa para hacer grandes operaciones de importación /exportación con Panama, siempre creyendo, según su testimonio, que un día podría reponer las cantidades que sustraía a la Marina.

Según fuentes próximas al militar, éste sólo pudo reponer unos pocos millones de los 292 que él mismo reconoce haber sustraído. A comienzos de este año, Calvete debió comprobar que no tenía salida. Según sus amigos, pensó en el suicidio, y acabó entregándose -"a solas con mi conciencia...", comenzaba el escrito que dirigió a sus superiores- el pasado día 9, un día después de que Jimeno le firmara un escrito en el que se comprometía a devolverle 398 millones en un año.

Personas próximas a Jimeno han indicado que, sin embargo, Calvete llegó a pensar en huir de España, ya que disponía de un documento de identidad y un pasaporte falsificados que le facilitó una persona introducida en la mafia de las estafas.

"Le vendemos la isla Contadora"

Como invitado de honor, Carlos Calvete visitó Panamá del 6 al 13 de julio de 1984. Sus socios, y especialmente Alfonso Bravo Luna -involucrado en España en diversos delitos- le demostraron que cualquier negocio con Panamá estaba a su aleance a cambio de pequeñas inversiones. "Incluso le ofrecieron comprar la isla Contadora", cuenta un amigo de Calvete. En unas fotografías. que trajo el militar de la isla, una cantidad anotada a bolígrafo: 3.780.000 dólares. Ena la entrega inicial para adquirir la isla. En su estancia en Panamá -hizo otra visita del 20 al 26 de enero de 1985-, Calvete gozó de protección oficial (el cabo Manuel Pérez Caballero); fue recibido por el jefe de la Guardia Nacional, general Manuel Noriega, y se entrevistó con altos maridos panameños como el teniente coronel Alberto Purcell, quien por escrito le dijo que tenía orden "de estar a su disposición".Calvete viajé a Panamá invitado por las firmas Cominasa, Ibesa y Profisa, uno de cuyos socios es Jesús Jimeno. Le dijeron que podría hacer cualquier negocio con Panamá, salvo los de drogas". como cuenta Calvete que le precisaron por encargo de Noriega, acusado desde EE UU de manejar precisamente esa área.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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