Suspendida la proyección de la película soviética 'Chernobil'
La película El tema, del ruso Gleb Panfilov, se exhibió en la sección oficial ayer. El filme, realizado en 1979, estuvo prohibido en la Unión Soviética hasta su rehabilitación, a finales del año pasado, por el quinto congreso de la Asociación de Cineastas Soviéticos, que preside Elem Klimov, quien ha anunciado su próxima llegada a Berlín. Por otra parte, el filme Chernobil obra del documentalista Rolan Sergeenko, que es, al parecer, el techo de los nuevos vientos de libertad que sacuden al cine soviético, no se presentará en Berlín. Chernobil estaba programada hoy en la sección Panorama, pero a partir de la tarde del jueves se suspendió la venta de entradas y se cancelaron los pases de prensa para ver el filme.
No se ha dado oficialmente, ni por la delegación soviética ni por la organización del festival, una explicación convincente de por qué ha sido suspendida la proyección de Chernobil. En medios de la oficina de prensa del Festival de Berlín se han limitado a informar que la copia del filme no ha llegado todavía a su poder.El segundo filme soviético en concurso, El tema, de Gleb Panfilov, se proyectó ayer en la primera sesión matinal y en la última de la tarde del Zoo Palast. En ambas, El tema tuvo unánimemente buena acogida por el público, lo que es un indicio de su calidad si se tiene en cuenta que había despertado una gran expectación y que ésta es un caldo de cultivo propicio para provocar decepciones.
El tema cuenta una historia compleja con mucha simplicidad. Kim Esenin, un, brillante escritor de éxito, a los 55 años de edad, intelectual ligado a los círculos del poder soviético, viaja a una pequeña ciudad del interior de Rusia en busca de tranquilidad para escribir un nuevo libro. Allí encuentra a una joven, Sasa Nicolaeva, con la que mantiene un violento y divertido altercado, en el que ella le hace darse cuenta de que su talento se ha acabado. La sinceridad de Sasa agudiza la crisis de creatividad que el escritor padece y hace crecer su fascinación por la mujer, fascinación que se convierte en miedo cuando descubre que Sasa tiene un amante que trabaja en la ciudad como enterrador, pero que en realidad es un escritor disidente, al que la burocracia soviética le niega toda posibilidad de publicar sus obras, por lo que está decidido a escapar fuera del país y emigrar a Israel para comenzar allí su carrera.
Asunto vidrioso
Panfilov cuenta esta historia con habilidad, en buen tono de comedia y construye unos personajes creíbles. La película es menor y, vista desde aquí, tiene escasa capacidad crítica, pero hay que suponer que vista desde la Unión Soviética enuncia un asunto vidrioso y este simple enunciado pone en contacto con un abismo.Panfilov, en su conferencia de prensa, afirmó que la película ha sido estrenada en toda la Unión Soviética y que él personalmente ha asistido a algunas proyecciones en ciudades tan diferentes como Moscú, Leningrado, WIadimir y Astrakán. "En todas estas ciudades", dijo Panfilov, "la película produjo una conmoción en los espectadores, hasta el punto de que cuando terminaba la proyección se producía en las salas un mutismo total, como si las gentes no acabaran de creer lo que habían visto en la pantalla. Los espectadores seguían sentados en sus butacas sin moverse, con las luces encendidas, y su reacción, que en algunos llegaba al entusiasmo, se producía más tarde, después de que hubieran salido de la perplejidad inicial. No es que los espectadores", añadió Panfilov, "desconozcan los problemas a que se refiere el filme. Lo que para ellos era inesperado es ver estos problemas en una película".
La segunda película de ayer fue la alemana Los enamorados, de Jeanine Meerapfel, cineasta argentina que reside en Alemania desde 1964. Es un filme que pretende ser dramático y, al final, trágico, pero que despertó justificadas risotadas de burla en el experto público berlinés, habitualmente de reacciones discretas, pero cruel ante la incompetencia, sobre todo cuando es alemana.
Babelia
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