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Tribuna:IMPULSOR DEL ARTE 'POP'
Tribuna
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La frustrada estrella de 'rock'

Diego A. Manrique

Gruñía Lou Reed cuando le preguntaban por su antiguo patrocinador. No, no tenía nada que decir respecto a Andy. Por el contrario, Warhol prefería no recoger el guante y se expresaba afablemente sobre el ex cabecilla de Velvet Underground: "Lou es así", decía.Y es que Warhol no se interesaba por la materialidad de la música: "No tengo preferencias, me gusta todo, especialmente lo que suena en el sitio en el que me hallo. En realidad, me gusta más la gente que hace música que los sonidos en sí".

Adicto a las celebridades, Andy Warhol descolgaba su presencia fantasmal en los alrededores de toda estrella cantarina. El hijo del minero se reconocía empequeñecido ante las figuras del disco: "Hubo una época en la que las estrellas del rock me impresionaban, no sabía cómo tratarlas, pero descubrí que son iguales que cualquiera de nosotros", afirmaba Andy Warhol. Ni siquiera se sentía ofendido por el sarcástico Andy Warhol que David Bowie le dedicó a principios de los setenta.

Era un trueque. Posando al lado de Warhol, la figura del momento tenía la garantía de recibir el sello de aprobación de la elite neoyorquina.

Por su parte, Warhol absorbía gozoso los rayos de su carisma. Y estaba dispuesto, previo abono de la tarifa estipulada, a ceder su firma para satisfacción de la superestrella de turno. Desde los Rolling Stones a Paul Anka, pasando por Diana Ross o Miguel Bosé, todos los que pagaron tuvieron el honor de una carpeta warholiana para vestir sus surcos.

No era una tarea ajena al currículo de Andy. En los años cincuenta confeccionó atractivas portadas para discos de jazz. Pero ninguna causó el impacto del pantalón vaquero con cremallera real que diseñó para los Rolling Stones o del plátano pelable que adornaba el primer elepé de Velvet Underground.

¡Ah!, la Velvet. Una leyenda unida indisolublemente al nombre de Warhol. De hecho, aquel disco clave se vendió como una producción del monarca del pop art cuando el verdadero productor musical fue Tom Wilson.

Refugio de marginales

Lou Reed, John Cale, Nico y demás miembros de la Velvet Underground gravitaron inevitablemente hacia la factoría warholiana. El estudio de Andy era refugio de seres marginales con estilo, belleza o ideas insólitas, un campo de experimentación para luciérnagas que brillaron brevemente en beneficio del pálido vampiro. Hay muchas razones para la ira contenida de Lou Reed.

Andy Warhol quiso ser cantante de rock. A mediados de los sesenta intentó formar un grupo con artistas como Glaes Oltemburg, Jasper Johns y La Monte Young, pero "no parábamos de pelearnos", recordaba Warhol.

Finalmente decidió dejar el escenario a cuerpos más jóvenes. Ni la Velvet Underground ni sus demás protegidos musicales llegaron al estrellato, pero eso no le importó. El resumen: "Fue muy divertido", recordaba.

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