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De qué vive un compositor

"Yo soy capaz de hacer óperas, sinfonías, conciertos y todo lo que quieras, pero todavía no sé de qué vive un compositor en España; eso es lo más difícil del oficio", afirma Jorge Fernández Guerra, autor de la música de Sin demonio no hay fortuna. Madrileño del barrio de Las Ventas, de 34 años, alumno desde los 17 a los 28 del conservatorio, donde estudió composición con Luis de Pablo, Fernández Guerra manifiesta que hay una diferencia notable entre la actividad de compositor de un músico y aquellas otras que realiza para sobrevivir.

"Cuando tenía 15 años fui soldador en una fábrica de electrónica, donde me entretenía haciendo esculturas de alambre. Después me metí en el pop, que detesto, para librarme de la fábrica, y toqué el bajo, la batería, el violín y todo lo que me pusieron por delante en distintos grupos del barrio, con los que llegué a hacer giras por toda España".

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Librarse del 'pop'

Más tarde pasé al teatro para librarme del pop. Trabajé como músico y actor en el TEI, donde compartí escenario con gentes como Victoria Vera y Paco Algora, y tuve como directores a José Carlos Plaza, William Layton y Antonio Llopis. Estuve también en Tábano como pianista, pero en los huecos que no había piano tenía que salir a escena, porque era excesivo lujo para el teatro independiente que uno desempeñara una sola labor"."Posteriormente he dado clases de música en una academia, he sido jurado en un concurso de televisión, he colaborado en diversos medios como crítico y comentarista, y después de todo ello, el mayor enigma de mi vida sigue siendo de qué vive un compositor en España".

Jorge Fernández Guerra y Leopoldo Alas recibieron el encargo hace ahora un año. "Eligieron el tema de Fausto porque buscaban la confluencia con alguno de los títulos de la temporada de la zarzuela", afirma el músico, "y les pareció el más indicado el Mefistofele, de Bolto. Le hemos dado al tema una perspectiva muy actual, respetando en apariencia las convenciones del género, pero introduciendo una serie de guiños al público para hacerlo más asequible".

La ópera, la primera de su género que sube al escenario de la Sala Olimpia de Madrid, será representada los días 22, 24, 26 y 28 de este mes y es la novena obra musical que estrena Fernández Guerra. Entre las anteriores figuran Pequeño vidrio, La imagen compuesta y Concierto para violín y conjunto instrumental.

Por lo que al autor del libro se refiere, Leopoldo Alas tiene 24 años, ha estudiado Derecho y Filología Italiana y publicado libros de poemas. Su nombre fue recogido por Luis Antonio de Villena en su antología de los posnovísimos. Alas ha colaborado también con grupos teatrales y publicado textos en las colecciones del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas.

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