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Moscú y el Vaticano, dispuestos a hablar sobre la 'muerte de Dios'

Juan Arias

El título podría ser El destino de, Dios se juega en Leningrado, pero no se trata, sin embargo, de ninguna novela, porque de verdad en Leningrado, desde donde el teólogo y pastor protestante Boneffer escribió sus famosas cartas antes de morir, se va a celebrar un debate sobre la muerte de Dios, organizado por Moscú y el Vaticano. La noticia, filtrada los días pasados en Roma, no ha sido desmentida por la oficina de Prensa vaticana, que se ha limitado a puntualizar que se trata por ahora sólo de una hipótesis y sin fecha.

Otras fuentes, sin embargo, indican que el Papa ha recibido ya el visto bueno de la Unión Soviética sobre el tema del debate y él lugar del encuentro, la ciudad de Leningrado. Allí deberá celebrarse el congreso entre católicos y marxistas sobre el espinoso tema de si Dios ha muerto o no en nuestra sociedad.La iniciativa ha partido del Secretariado para el Diálogo con los No Creyentes, presidido por el cardenal francés Paul Poupard, quien en octubre pasado había organizado en Budapest, junto con la Academia húngara de las Ciencias, un simposio sobre el tema Sociedad y valores éticos, en el que participaron católicos y Marxistas y en él que estuvo presente una comisión oficial del Vaticano y otra, a alto nivel, de la Unión Soviética; por ejemplo, Viktor Garadia, presidente del Instituto para el Ateísmo, agregado al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Fue allí donde Garadja afirmó que "no es cierto que el ateísmo sea el punto principal del marxismo".

Fue en aquella ocasión cuando nació la idea de repetir el debate en otra ciudad de Europa oriental. Se pensó entonces en Praga, Varsovia o, Moscú. Pero Praga fue descartada a causa de las tensas relaciones que existen entre la Iglesia y las autoridades checas. También Varsovia se quedó en el tintero por sus vinculaciones, demasiado directas, con el papa Wojtyla. Quedaba sólo Moscú. Ante esta situación, el secretario para el Diálogo con los No Creyentes hizo una propuesta de compromiso: Leningrado. Y en vez del tema pensado en el primer momento, El bien común, propuso el de La muerte de Dios, considerado menos sociológico.

Tras un mes de silencio, según informaciones publicadas por Il Messagero, Moscú ha respondido que en líneas generales está de acuerdo tanto con el tema de la discusión como sobre el lugar elegido. Ya se habla, incluso, de la posible fecha: primavera u otoño del año que viene. Por su parte, el jesuita alemán Berrid Groth, responsable de la Delegación de Asuntos Especiales Pro Rebus Russicis, compuesta por 40 jesuitas de diversas partes del mundo para estudiar los problemas rusos, ha afirmado que una posible discusión pública en la Unión Soviética sobre La muerte de Dios entre católicos y marxistas "puede ser el primer paso para una revisión soviética de todo el fenómeno religioso". Y el jesuita ha añadido que esto podría tener, además, "importantes repercusiones hacia una apertura más general de toda la sociedad" en la URSS. Aunque añade el padre Groth que todo dependerá de "si Gorbachov consigue derrotar o no a sus opositores internos".

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