El Gobierno filipino pretende combatir a la guerrilla con el 'arma' de la reforma agraria

La nueva reforma agraria filipina, que pretende redistribuir 9,7 millones de hectáreas en los próximos seis años, debería ser "la mejor arma para contrarrestar a la guerrilla comunista", declaró recientemente en Manila Heherson Álvarez, ministro responsable de la reforma agraria en la Administración de la presidenta Corazón Aquino.

El punto inicial del ambicioso plan de reforma agraria de Aquino es la distribución a los campe sinos de las tierras confiscadas al ex presidente Ferdinand Marcos o a sus principales asociados, los célebres cronies, que acumularon fortunas gracias a la corrupción del antiguo régimen Filipino.El total de tierras confiscadas equivale a unas 50.000 hectáreas. Destacan las propiedades de Eduardo Cojuangco, primo hermano de la presidenta, actualmente en el exilio y uno de los hombres de negocios filipinos más próximos a Marcos. Se prevé que otras 300.000 hectáreas de terrenos cultivados sean donadas volantariamente por los actuales propietarios.

En el pasado, el presidente Marcos llevó a cabo también un intento de reforma agraria -limitado a 1,3 millones de hectáreas-, que incluía sólo campos de arroz y maíz.

El objetivo Final de reforma agraria de 9,7 mllones de hectáreas no se cumlirá hasta 1992, final del mandato de Cory Aquio. El coste para el Gobierno de compensar a los propietarios afectados por "la reforma será de unos 30.000 millones de pesos (unos 200.900 millones de pesetas), a financiar, en parte, con créditos del Banco Mundial y el reembolso de créditos a largo plazo que, en algunos casos, los campesinos deberán pagar para acceder a la propiedad de la tierra.

Otro punto del programa de reforma agraria concede participación en las explotaciones a los campesinos, que dispondrán del 20% de la superficie útil para cultivar sus propios productos en los principales capítulos de la producción agraria filipina: coco, azúcar, maíz, arroz, cacao y frutas.

La hacienda 'Luisita'

"La reforma", según Heherson Álvarez, "incluye también la hacienda Luisita", propiedad de la familia de la presidenta, Corazón Aquino -quien posee personalmente el 10% de las acciones-, situada en Tarlac, a unos 75 kilómetros al norte de Manila, y cuyas 6.000 hectáreas están dedicadas a la producción de caña de azúcar, incluida una refinería.

Aunque la redistribución de la propiedad de la tierra puede afectar a la popularidad de la guerrilla comunista del Nuevo Ejército Popular (NEP), entre cuyas reivindicaciones está la entrega de la tierra a los campesinos, el ministro de la Reforma Agraria precisó que "el país debe ir adelante en una reforma" que no forma simplemente parte de la estrategia anticomunista para acabar con la guerrilla.

Como reacción a la oferta del Gobierno en materia de reforma agraria, los líderes del principal sindicato agrícola, el Movimiento Campesino Filipino, dudan de la efectividad de una reforma que debe ser aprobada, en sus detalles, por el nuevo Parlamento filipino que se forme tras las próximas elecciones legislativas del 11 de mayo.