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El mercado soviético como necesidad

Una de las noticias que, según el autor, vienen a reforzar las esperanzas de la economía mundial en los últimos tiempos ha sido el anuncio de la puesta en marcha de nuevas medidas económicas en la URSS de la mano de ese desconcertante personaje que es, por el momento, Mijail Gorbachov, secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). La Unión Soviética, y por extensión la Europa del Este, intenta salir del subdesarrollo tecnológico y acompañar a los cuatro polos de desarrollo existentes.

La foto fija de la economía mundial sería esquizofrénica si no fuera dramática. Hay cuatro polos de desarrollo: el norte de América, Japón y algunos enclaves del Pacífico, Europa occidental y el continente australiano. Hay un bloque buscando salir desesperadamente del subdesarrollo tecnológico: la URSS y la Europa del Este. Hay un pueblo que, tras haber vencido el hambre, confía con optimismo en quemar las etapas de la historia de la economía: la República Popular China. Hay un número largo de países para los que producir tiene como objetivo pagar deudas. Y hay casi un continente entero de difícil clasificación socioeconómica: África.Simplificando. Esa foto fija presentaría cuatro zonas ricas que se cambian productos cada vez más sofisticados (el norte de América, Europa occidental, Japón y Australia), presentaría toda un área latinoamericana obsesionada con el Fondo Monetario Internacional y ofrecería la visión de una parte de un continente en el que la economía parece que ya sólo depende de la Cruz Roja: África.

La acumulación primitiva

¿A qué disparate se puede llegar por este camino del io te donno una cosa a te, tu me donna una cosa a me? ¿Cuánto tiempo pueden soportarse los enormes y rapidísimos procesos de acumulación primitiva que son precisos para disponer de productos y procesos más y más sofisticados y más y más baratos cada día? La chatarra tecnológica se empieza a amontonar absolutamente nueva en los basureros del mundo desarrollado sin que se resuelva la crisis económica global. Más aún. Cada año son menos las empresas que dominan el proceso, con lo que las compañías que van bien, van cada vez mejor, y las sociedades que van mal, van cada año peor. Y lo que, políticamente, es más interesante: también los países que van mal, van cada vez peor, y los que van bien, van cada vez mejor. Pero , el proceso de soledad de los países y de las empresas desarrolladas empieza a ser peligroso para ellos mismos. ¿A quién vender lo que se inventa? ¿Cómo amortizar los gastos en I + D si los precios de venta deben bajar para llegar a más mercados? Las respuestas son difíciles, mientras que el círculo se, va estrechando. El problema puede empezar a afectar a la entraña del propio modelo.

Es impresionante comprobar cómo la búsqueda de mercado empieza a ser el problema fundamental de países y empresas. Lo malo es que se entra en una escalada peligrosa de vender donde se pueda y como se pueda. Créditos blandos con plazos infinitos, precios por debajo del coste, novedades cada mes, comisiones y gestiones dentro y fuera del juego tradicional. Todo vale para vender. Cobrar es algo que parece que interesa poco fuera del juego de las cuatro esquinas de la riqueza. Por supuesto que la obsesión comercial se concentra en EE UU: hoy están arruinándose más empresas en su esfuerzo por vender en Estados Unidos que por dar facilidades a países de dudosa solvencia. Mañana ya veremos. ¿Puede entenderse, por otra parte, la carrera al oeste chino que empresas y países están llevando a cabo sin entender previamente el problema de mercados que tienen hoy los pocos países que pueden disponer de recursos económicos y tecnológicos?

En estos momentos, las economías desarrolladas necesitan la apertura al Este como imprescindible paso previo a una economía mundial más estabilizada y equilibrada.

Lucha por la tecnología

Desgraciadamente, la historia de la humanidad está plagada de situaciones necesarias que fracasan por no ser posibles. Pero hoy necesidad y posibilidad se han encontrado.,

En estos momentos nadie duda que EE UU ha derrotado a la URSS en la lucha por la tecnología. Más aún, se podría decir que EE UU ha ganado ya la tercera guerra mundial sin disparar un tiro: sólo con el control de la tecnología. Estados Unidos y el mundo occidental hoy pueden levantar muchas restricciones sin poner en peligro por ello su supremacía indiscutible, a la par que abren unos mercados necesarios.

El nuevo grupo dirigente de la URSS tiene la posibilidad de ofertar un Yalta económico a Occidente de incalculables consecuencias para la economía mundial en general, y para los países desarrollados en particular. Cambio mercado por tecnología podría ser la oferta. En operación espejo, los líderes de Occidente pueden obtener mercado por tecnología. Pocas veces se podrían entrever posibilidades tan esperanzadoras para consolidar la salida de la crisis que se anuncia. (No voy a pasar al terreno político puro porque ésta no es la ocasión, pero creo en la necesidad de un Yalta II no sólo en la economía.)

Los líderes occidentales tienen que meditar sobre las posibilidades económicas que se abren en la URSS para facilitar nuevos campos a empresas y países. Para Europa, la URSS es la posibilidad de amortizar unos gastos de I + D que están llevando a. la ruina a muchas empresas en su competencia con EE UU.

Para Japón, la Siberia soviética es el sueño económico desde hace 100 años. Para EE UU es la ocasión de obtener resultados económicos (de los políticos no hablo) de su triunfo en la tercera guerra mundial que nunca existió. Para la humanidad, que ve cómo empiezan a salir de la crisis los países desarrollados, pero no los otros, es una esperanza de que los resultados positivos les puedan llegar a ellos también porque los dos bloques se encuentren en un Yalta II económico. Y ojalá en un Yalta II político.

es el presidente de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE).

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