El último mohicano
Me consta que Rafael Conte se las entiende en esta misma página con La Jole de Lire, una librería mítica y obligatoria'para todos los aprendices espanoles de intelectual que iban a París a descansar unos días del frente antifranquista, comprar libros y ver tetas de celuloide en los cines de Le Quartier Latin. François Maspero, su propietario, era algo más que un librero, como también era algo más que un editor o un escritor. Era. algo que hasta hace 15 años tenía pleno sentido y casi hubiera podido constar como seña de identidad en cualquier pasaporte: un intelectual de izquierdas. Comprometido con la conciencia crítica de su tiempo, Maspero hacía suya la reflexión sartriana aparecida en Temps modernes: "Para cualquier intelectual de mi generación, la gran cuéstión es su relación con la causa histórica de la clase obrera".Su política editorial guarda relación con la característica combatiente de su librería. Como escritor, así como en los ensayos, es fiel a esa. misina tenacidad combatiente por todas las causas aplazadas como emplazadas de la izquierda; como narrador, nos ofrece una mirada más di.stante, menos ética, aunque plenamente histórica. La verosimilitud novelesca es más compleja que la verosimilitud ensayística, y en La sonrisa del gato, novela que en su día publicó José Martínez en el Ruedo Ibérico y que ahora edita Jorge Herralde en Anagrama, las ideas se convierten en materiales literarios. Perteneciente a una raza de editores históricos, porque ya forman parte de la historia cultural de Europa y porque han tratado de modificar la historia. mediante su pequeña industria, Maspero también puede ser considerado como el último rnohicano superviviente de la intelectualidad de la Rive Gauche.
La orilla Ízquierda del Sena fue el marco donde se creó el modelo de intelectual comprometido dominante hasta mayo del 68. Los dos objetivos fundamentales de aquel extraordinario y complejo frente intelectual fueron la lucha contra el fascismo y la solidaridad con toda lucha einancipatoria. Casi no quedan supervivientes de las prlineras hornadas de la Rive Gauche, y antes de supervisar la corrección de estilo de sus propias necrológicas, algunos de ellos cambiaron de orilla, hasta el punto de llegar a ser ministros de Cultura de De Gaulle. Maspero pertenece a una segunda hornada con más voluntad de servicio que de protagonismo, menos pendiente de la pose para el fotógrafo o el entomólogo. Desde la humildad quizá del intelectual sabedor de que la historia se decide hoy en puntos cardinales ya muy alejados de la Rive Gauche. Que ya sería. suficiente victoria encontrar sentido y futuro histórico a la propia memoria.
Babelia
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