El caso del 'Carrefour du Developpement'
Un ex ministro, un policía y otras 14 personas, perseguidos en Francia por la utilización ilegal de fondos públicos
Un ex ministro socialista pendiente de procesamiento y un inspector general de la policía próximo al ministro del Interior, Charles Pasqua, detenido y bajo custodia judicial, además de 14 personas ya procesadas, es el resultado provisional de la actividad desarrollada por un juez instructor de París, Jean Pierre Michau, en el esclarecimiento del escándalo conocido por el nombre de Carrefour du Développement, la sociedad que sirvió de instrumento para la utilización ilegal de fondos públicos.
El juez Michau ha solicitado del Ministerio Público que estudie el procesamiento del ex ministro de la Cooperación Christian Nucci, socialista, por un alto tribunal parlamentario. Según el juez, existen "presunciones graves y concordantes" de la responsabilidad de Nucci en la desviación de fondos públicos a través de un mecanismo de falsificación de facturas, que habrían servido para financiar una reunión franco-africana en 1984, pero también para su campaña electoral y para gastos privados.Pocas horas después, la policía judicial detenía y esposaba en su casa al inspector general de la Policía, Jacques Delebois, que fue puesto en libertad bajo vigilancia judicial. Delebois es sospechoso de haber prestado ayuda al principal encartado en el caso, el jefe del gabinete de Nucci, Yves Challier, y principalmente de haberle facilitado de manera ilegal uno de los pasaportes a disposición de los servicios de espionaje. La hipótesis más socorrida por los comentaristas supone que la fuga de Yves Challier fue organizada desde el Ministerio del Interior a cambio de unas declaraciones inculpatorias para Christian Nucci, que insinuaban mayores responsabilidades de otros altos cargos socialistas en el caso. En cualquier caso, el ministro del Interior ha decidido que el tema del falso pasaporte quede a cubierto, amparándose en el secreto de la defensa.
El procesamiento de Nucci, que aparece ahora como máximo responsable político de la desviación de fondos, es de una complejidad jurídica y parlamentaria extraordinaria. El alto tribunal no ha funcionado nunca en la V República, a pesar de que primerísimas personalidades de la vida francesa han sido objeto de amenazas de procesamiento: por ejemplo, los ex ministros Alain Peyreritte, Christian Bonnet, Michel Poniatowski, y el propio presidente François Mitterrand.
Todos los grupos parlamentarios se muestran partidarios de llegar hasta el final en el caso Nucci, pero no son pocos los diputados de uno y otro signo que manifiestan sus reservas. Uno de los temas que debería ser objeto de discusión parlamentaria afecta a la financiación de las campañas electorales, en la que como mínimo algunos diputados no tienen la conciencia muy tranquila. En Francia, no existen controles sobre las fuentes de financiación de las campañas, por lo que no es descabellado pensar, según los expertos electorales, que el procedimiento utilizado por Nucci no es excepcional.
Sospechas
El procesamiento de Jacques Delebois, no ha suscitado, en cambio, la misma unanimidad. Desde el ministro del Interior hasta el diario conservador Le Figaro se ha subrayado que el delito que hay que juzgar es la desviación de fondos, perpetrada por un ministro socialista, y se acusa a periódicos como Libération o Le Monde de intentar centrar el caso en una cuestión anecdótica. Pero los periodistas de este último diario Georges Marion y Edwy Plenel, que levantaron la noticia del caso Greenpeace, origen de una grave crisis en el Gobierno socialista, han apuntado una línea de coincidencias que permite ampliar las sospechas. Según sus investigaciones, la mafia del juego habría intervenido también en la fuga de Yves Challier, el jefe del gabinete del ministro socialista. Las interpretaciones más malévolas establecen ya hipótesis sobre la relación entre la mafia del juego y altos cargos del Ministerio del Interior.Con todo, el principal protagonista del caso a estas alturas es ya el juez de instrucción. Michau es un juez con fama de independiente e insobornable. Tiene una cierta reputación derechista, por haber sido jefe de gabinete del ex ministro conservador Alain Peyrefitte. Por sus manos han pasado casos espectaculares de evasión de capitales, en los que estaban implicadas empresas francesas de primer rango, como Paribas y Crédit Lyonnais; un caso de supuesto fraude fiscal en el que estaba implicado el mayor empresario de Prensa, Robert Hersant, y ahora el mayor escándalo político de último año. Hersant, después de ser inculpado, mandó a Michau una carta: "El régimen en el poder ha tomado la responsabilidad de hacerme vivir en el gulag administrativo, policial, aduanero, judicial. He decidido no tomar en consideración ninguna de estas persecuciones".
En los nueve meses de trabajo sobre el caso del Carrefour du Développement ha inculpado ya a 16 personas y ha demostrado, en todo momento, una extraordinaria energía. El ministerio público, ha mostrado su disconformidad con la detención de Jacques Delebois y ha pedido al juez el sobreseimiento del caso Hersant.
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