La Interpol detiene en San Francisco a un presunto torturador argentino
La Interpol estadounidense informó el sábado a la Policía Federal argentina sobre la detención, en las proximidades de San Francisco, del ex teniente general Guillermo Suárez Mason, de 63 años de edad, acusado de graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar. "No me voy a prestar a este carnaval político ni voy a aceptar que me juzguen los jueces civiles; yo me voy porque no tengo ganas de convertirme en el pato de esta boda; ya vendrán tiempos mejores" había manifestado el general.
Con estas palabras de despedida a sus amigos, Suárez Mason se convirtió hace tres años en el único alto jefe militar argentino que optó por pasar a la clandestinidad.Sus propios conmilitones se vieron obligados a degradarle y expulsarle del Ejército convirtiéndose en una suerte de Fantomas al que se creía en Suráfrica, Bolivia, España o la misma Argentina, conspirando activamente para la desestabilización del Gobierno democrático. Interpol argentina tenía solicitada su busca y captura en todo el mundo, y de inmediato la Cancillería pedirá a Estados Unidos su extradición.
Alias 'Pajarito'
Guillermo Suárez Mason, Pajarito para sus allegados, del Arma de Caballería y de la misma promoción que los ex presidentes Jorge Videla y Roberto Viola, comandó el primer Cuerpo de Ejército (hoy disuelto por el presidente Alfonsín) durante los más crueles años de la guerra sucia contra la subversión. Fue el virrey militar de la provincia de Buenos Aires y colocó al frente de su policía al general Ramón Camps, el Carnicero de Buenos Aires, ya sentenciado en firme a 25 años por genocidio, y que cumple su condena en un hospital castrense donde le tratan un cáncer terminal de próstata.
Suárez Mason está judicialmente involucrado en 170 causas individuales y colectivas sobre privación ilegítima de la libertad, desaparición de personas, homicidios, robos y extorsiones. Sólo su prontuario procesal se relaciona directamente con la desaparición -desaparición definitiva- de 136 argentinos y 35 uruguayos.Desaparecida -nunca mejor escrito- la subversión en la primera provincia de la República, se desempeñó como presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (la Campsa argentina) logrando con notable energía su descapitalización y su vaciamiento financiero. Por este desempeño, Pajarito tiene abierta otra causa por supuesta malversación y/o apropiación de caudales públicos.
En otro orden de cosas, se le tiene por una de las principales conexiones argentinas de la logia masónica italiana P-2, junto al almirante Emilio Massera, y se le relaciona fundadamente con los ramales suramericanos del tráfico internacional de armas y narcóticos. En octubre de 1985, el Gobierno del doctor Alfonsín le acusó públicamente de patronear una trama golpista contra las instituciones de la democracia restablecida.
Segura extradición
Su detención por el FBI y su segura extradición a la Argentina (tal como la de José López Rega, que espera su proceso en una celda porteña de máxima seguridad) realzan la futura vista del juicio sobre las atrocidades supuestamente cometidas por jefes y oficiales del primer Cuerpo de Ejército, que, hacia mediados de año, dejará probablemente aún más maltrecha la imagen de los uniformados de Tierra.
Tras esta gran causa, deberá verse la de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) sobre la que nadie alberga dudas de que revelará judicialmente las cualidades éticas y morales de no pocos marinos. Tras estos procesos sólo quedarían los juicios individuales a instancias de parte y, para comienzos o mediados de 1988, a poco más de un año de las elecciones legislativas, provinciales, municipales y presidenciales, toda esta metástasis judicial será dada oficialmente por conjurada.
Para esas fechas deberán igualmente haber recibido sus sentencias López Rega, el ex ministro de Bienestar Social, brujo privado del matrimonio Perón-lsabelita y presunto instigador de la cuadrilla criminal de extrema derecha Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), y Mario Eduardo Firmenich, alias Comandante Pepe, quien comenzó militando en el integrismo católico próximo al movimiento Tacuara (una falange argentina) y acabó, dirigiendo a los Montoneros, la extrema izquierda armada del peronismo, y desarrollando la guerrilla urbana para intentar asaltar el poder.
El presidente Raúl Ricardo Alfonsín, a la postre un abogado, pero un abogado krausista, se habrá pasado casi todo su mandato pastoreando políticamente una pesadilla judicial con tantas y multiplicadas facetas como los ojos de una mosca.
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