Los obreros de Papelera del Oria, 'paganos' del secuestro
Jaime Caballero es la persona que más tiempo ha estado cautiva de ETA en Euskadi y Navarra
Los trabajadores de la Papelera del Oria de Zizurkil (Guipúzcoa) están convencidos de que el secuestro de su gerente, Jaime Caballero, repercutirá muy negativamente en su estabilidad laboral. La empresa suspendió pagos hace tres años con una deuda acumulada de 1.300 millones. Los obreros creen que el pago del rescate puede frenar los planes de modernización de la fábrica, y que serán también ellos los paganos de este secuestro, que se convierte hoy -tras 47 días- en el más largo de los perpetrados por ETA en Euskadi y Navarra. Faustino Orbegozo estuvo cautivo 46 días en 1982.
"Hemos soportado una reestructuración de plantilla y la congelación salarial para sacar adelante un a empresa que justamente consigue hacer frente al pago de la deuda, y nos tememos que el secuestro puede poner en peligro nuestros puestos de trabajo y el futuro mismo de la fábrica", afirman los representantes de ELASTV y CC OO.Al igual que el resto de las fábricas del sector papelero de Guipúzcoa, la Papelera del Oria, que cuenta en la actualidad con 83 empleados (134 menos que hace tres años), es una empresa de tercera generación, cuyo capital se ha ido repartiendo sucesivamente entre los hijos y nietos del fundador.
El portavoz del comité de empresa, sindicalista de ELA-STV, señala que Jaime Caballero no puede ser considerado un gran empresario, y a continuación subraya que todo el sector papelero guipuzcoano se encuentra inmerso actualmente en una aguda crisis. "Ese argumento de los milis de que con el secuestro recuperan una parte de la plusvalía arrebatada al pueblo no tiene ningún sentido", afirma, "porque, en primer lugar, el secuestro nos perjudica a nosotros, y en segundo lugar, Jaime Caballero no ha podido llevarse en este tiempo demasiadas plusvalías, sino más bien algunas minusvalías", apunta en tono sarcástico. Y apostilla: "¿Cuánto valen las acciones de una empresa en suspensión de pagos?".
El sindicalista de ELA-STV asegura que Jaime Caballero es, por otra parte, un buen gerente, que sabe negociar y también ceder, "como lo prueba el hecho de que la fábrica no haya tenido una sola hora de huelga desde que él se hizo cargo de la gerencia".
Florentino Oslé, representante de CC OO, la otra fuerza sindical del comité de empresa, no tiene reparo en afirmar públicamente que el secuestrado es, además de un hombre dialogante y campechano, una buena persona, apreciado sinceramente por la mayor parte de los trabajadores. "Lo de los milis no se entiende", indica. "Nosotros hemos pasado por momentos dificilísimos, que hemos conseguido superar trabajando, luchando y negociando. Nadie nos echó una mano cuando la reestructuración, y fuimos nosotros quienes conseguimos que la reducción de plantilla se hiciera con jubilaciones anticipadas, bajas incentivadas y que el resto del personal sobrante fuera absorbido por Arzabalza, la empresa que dirige José Ignacio Caballero, uno de los hermanos del secuestrado. Ahora, cuando las cosas empezaban a tirar, viene ETA y nos sale con esto. La verdad, yo no puedo entenderlo". "Particularmente", añade, "estoy convencido de que este secuestro nos va a dar la puntilla".
El portavoz de los familiares del secuestrado, Francisco Tuduri, asegura, por su parte, que la familia Caballero no dispone en momentos de un gran capital, y sostiene que el secuestrado vivía desahogadamente, pero sin lujos.
Tuduri confía en que el industrial, al que define como un hombre de fuerte carácter, se haya adecuado a su situación de detenido y desistido de la actitud de resistencia frente a sus guardianes que, según los expertos, caracteriza en los primeros días la actitud de los secuestrados.
"Las personas que han pasado por la experiencia del secuestro", comenta el portavoz, "dicen que el secuestrado piensa tanto en su familia como su familia en él, y probablemente éste es el caso también de Jaime". Añade que la esposa del empresario no ha perdido la serenidad en ningún momento, aunque de cuando en cuando atraviese momentos difíciles, y que procura volcarse en sus dos hijos. "Pasaron las Navidades bastante bien para lo que podía temerse; no hubo árbol ni regalos y sí alguna lágrima en la cena de Nochebuena, pero el resto de la familia la arropó con su presencia y su charla incesante "para evitar un solo momento de silencio".
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