Las manifestaciones de estudiantes abren una crisis en la dirección del Partido Comunista Chino
La reciente ola de manifestaciones estudiantiles registradas en varias ciudades chinas ha provocado una crisis en la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh), cuyo comité central se reunió ayer con urgencia para "analizar la situación". Informaciones oficiosas indicaban que Deng Xiaoping, el líder chino, aunque no ostenta la máxima jerarquía del Estado, ha pedido la dimisión de Hu Yaobang, secretario general del PCCh, mientras se anunciaba oficialmente que Wang Ruowang, un escritor y crítico literario conocido por sus tendencias liberales, ha sido expulsado del partido.
Bandera Roja, la revista teórica del PCCh, arremetía, entretanto, por primera vez, contra el "liberalismo burgués, y los contrarrevolucionarios" que, según la publicación, "han amotinado" a los estudiantes.El rumor de que Deng Xiaoping ha pedido la dimisión de Hu Yaobang fue recogido por la agencia japonesa Kyoto, que basa su información en "fuentes chinas fidedignas" consultadas en Pekín, informa Ramón Vilaró. Según la misma fuente, Deng ha criticado a Hu en tres ocasiones durante los últimos meses, y en una de ellas pidió su dimisión.
"El camarada Hu no adoptó medidas firmes contra las recientes manifestaciones estudiantiles, y no fue capaz de tomar una decisión. El camarada Hu ha causado algunos de los problemas", dijo Deng en una reunión del Politburó celebrada el pasado 7 de enero, según la agencia japonesa Jiji.
Hu Yaobang, ausente en ese debate, no ha sido visto en público desde el pasado 29 de noviembre, y hace una semana canceló una cita concertada con un alto funcionario japonés. Las autoridades chinas han justificado oficiosamente su retiro por razones de cansancio, pero sorprende el hecho de que ningún periódico haya reproducido declaraciones del secretario general del PCCh en relación con las manifestaciones de estudiantes. Tanto Deng Xiaoping como Zhao Ziyang y otros dirigentes chinos se han manifestado ampliamente en la Prensa sobre estos sucesos.
No obstante, el Diario del Pueblo mencionaba aver a Hu como jefe del partido, en el contexto de una larga lista de personalidades que han enviado coronas funerarias en homenaje a un general que murió a comienzos de mes. La oficina de comunicación del partido se negó, por su parte, a responder a la pregunta de si Hu sigue siendo secretario general.
La misma edición del periódico citado incluía, junto a una nueva crítica de "las ideas liberales burguesas", la mención de "algunos camaradas que han dado muestras de una debilidad que no deberían haber tenido". "La dictadura democrática del proletariado" debe ser ejercida frente a "las fuerzas y los elementos hostiles que quieren destruir nuestro sistema socialista", concluía Diario del Pueblo.
La mención genérica a "algunos camaradas" parece una referencia a la persona de Hu Yaobang, en opinión de fuentes diplomáticas occidentales, que destacaron que el artículo del Diario del Pueblo abre indudablemente la vía de una purga en el seno del partido, sobre cuyo alcance y amplitud los informantes se declararon incapaces de pronunciarse.
Wang Ruowalig, personalidad de las letras notoria por sus interpretaciones audaces del marxismo, ha sido el primer ex pulsado del PCCh como consecuencia de la crisis provocada por las manifestaciones estudiantiles. Otros dos intelectuales, Guan Weiyuan y Fang Lizhi, fueron destituidos la semana pasada como presidente y vicepresidente, respectivamente, de la universidad de Hefei, por su supuesta implicación en los mismos sucesos.
El comunicado de la sección de Shanghai del PCCh que informó ayer de la expulsión de Wang calificaba al literato de "abogado del liberalismo burgués", y le acusaba de habe transgredido reiteradamente los principios del partido. Fuentes chinas estimaron ayer en Pekín que es poco probable que Hu Yaobang sea destituido de inmediato, durante la reunión en curso del comité central, que debería concluir el sábado.
El comité, organismo capacitado para sustituir al secretario general, reafirmó ayer la política de apertura económica aunque insistió en que debe ir acompañada de uina mayor disciplina ideológica.
Este desarrollo de los hechos indica a los intelectuales chinos que Deng Xiaoping está dispuesto a imponer una larga pausa en la política de apertura iniciada en 1983, a fin de aplacar a los sectores más conservadores del partido, que critican sus reformas económicas por considerarlas un ataque a las esencias del socialismo.
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