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La guerrilla filipina pide a la presidenta Aquino que aclare su actitud ante la tregua

Los representantes de la guerrilla comunista amenazaron ayer con romper el histórico acuerdo de tregua con el Gobierno que debe entrar en vigor en todo Filipinas mañana a mediodía, si el Ejército continúa desarmando a los rebeldes y patrullando en todo el país. En las horas previas al inicio de la tregua de 60 días, pactada el 27 de noviembre, la actitud dominante en el Ejército y la guerrilla era la desconfianza. mutua. El Frente Nacional Democrático (FND), que negoció la tregua en nombre de la guerrilla del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), pidió en una carta que la presidenta Corazón Aquino clarifique su posición antes del inicio de la tregua.

"Nuestros hombres han recibido órdenes de no tomar la iniciativa en ninguna ofensiva", afirmó Satur Ocampo, presidente del FND. "Sin embargo", añadió, "nos defenderemos si el Ejército practica detenciones o ataca nuestras posiciones".Por su parte, el teniente general José Magno, asesor militar de Corazón Aquino y miembro de la comisión gubernamental que pactó el alto el fuego con la guerrilla, recordó que las unidades del Ejército filipino "realizarán sólo operaciones de tipo cívico" durante el período de 60 días que durará el alto el fuego. Sin embargo, Magno no dio en ningún momento garantías de que no haya detenciones de rebeldes armados ni de que se suspendan los patrullajes militares en las zonas actualmente controladas por la guerrilla del NEP.

Tan sólo 50 miembros de la guerrilla comunista "serán autorizados a llevar armas", según precisó el nuevo ministro de Defensa, Rafael Ileto.

Ocampo y Antonio Zumel, otro dirigente del Frente Nacional Democrático, insistieron en que el inicio de la tregua sólo debe ser "un paso hacia unas negociaciones de paz que incluyan una profunda reforma agraria, una verdadera justicia social y la retirada de las bases norteamericanas actualmente instaladas en Filipinas".

En cuanto a la reforma agraria -uno de los principales puntos conflictivos en la futura negociación de paz Gobierno-guerrilla-, el ministro responsable, Herson Alvarez, dijo que, "por vez primera en la historia de Filipinas, la reforma agraria va en serio". Representantes de la guerrilla y del Gobierno participaron ayer en un almuerzo-debate que se realizó en el restaurante Roma, en el lujoso hotel Manila. El lugar, paradójicamente, fue uno de los restaurantes preferidos de la esposa del dictador Ferdinand Marcos, actualmente exiliado en Hawai.

Además del ambiente de desconfianza que prevalecía en las horas previas a la entrada en vigor de la tregua, existía temor en los medios políticos de Manila acerca de la interpretación que cada bando dará a las condiciones del acuerdo.

Miembros del Ejército y de la guerrilla, además de representantes de organizaciones comunitarias y de la Iglesia católica, forman una comisión de control encargada de velar por la correcta aplicación del alto al fuego en las 12 regiones del archipiélago filipino, que tiene más de 7.000 islas y 54 millones de habitantes. El acuerdo de tregua, el primero suscrito por la guerrilla comunista desde su creación, hace 18 años, ha sido criticado por sectores militares, que ven en él un instrumento de los rebeldes para recuperar fuerzas, reorganizarse y volver a las armas con más poder.

Además de las amenazas del alto el fuego pactado con la guerrilla comunista -criticado en algunas esferas del Ejército como una concesión política que contribuirá, eventualmente, a una reorganización de la guerrilla-, el Gobierno de Corazón Aquino debe hacer frente a las intenciones separatistas expuestas este fin de semana por Nur Misuari, líder de la guerrilla musulmana del Frente Nacional de Liberación Moro (FNLM). Misuari anunció la formación de un Gobierno provisional en la isla de Mindanao, la segunda más importante del país.

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