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El conflicto ha superado el marco de la política educativa

Lluís Bassets

La crisis universitaria llegó ayer a su punto de mayor gravedad, hasta superar sobradamente el marco de la política educativa. El viernes, Jacques Chirac decidió, en la reunión del Gabinete de crisis celebrada por la mañana, que no debía ser ni el primer ministro ni el ministro de Universidades quienes tomaran la dirección de la crisis, sino el de Educación Nacional, René Monory.El debate en la Asamblea Nacional y el diálogo con los estudiantes queda por primera vez en manos de Monory, que pertenece a la Unión para la Democracia Francesa (UDF), y no a la Asamblea para la República (RPR), como Chirac, el propio autor del proyecto, Alain Devaquet, o el responsable de las fuerzas de orden público que están enfrentándose estos días con los jóvenes, Charles Pasqua.

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Este giro en la dirección de la política universitaria respondería, según algunos observadores, a una victoria momentánea de las tesis de la Unión para la Democracia Francesa, más dialogante y abierta que el RPR, el partido del primer ministro, empeñado en obligar a Devaquet a mantener en la ley los puntos de más dificil aceptación.

Todos los observadores coinciden en señalar que esta solución hubiera sido excelente hace una semana, cuando aún no se había producido ningún incidente violento.

En el momento en que una de las principales reivindicaciones estudiantiles concierne a la actuación de la policía, el llamado dossier universitario supera al propio ministro, de Educación Nacional y se convierte en un problema de Gobierno.

Mientras se oyen ya voces en la izquierda que piden algún tipo de intervención del presidente de la República, François Mitterrand, la eventualidad de una nueva manifestación dirigida contra el Gobierno comienza a manejarse en los medios estudiantiles y políticos.

Algunos sindicatos han convocado acciones simbólicas para la próxima semana, y un grupo de intelectuales de reconocido prestigio internacional está recogiendo firmas para exigir al Gobierno que termine con su comportamiento, calificado de torpe y peligroso.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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