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El Papa pide a los australianos que vuelvan a lo sagrado

Juan Arias

El papa Juan Pablo II continúa viajando en zigzag por el continente australiano, tomando cada día varios aviones y sin dar muestras hasta el momento de sufrir los efectos de la fatiga. Ayer dejó Sidney, que le regaló una jornada de dulce primavera y lo aclamó entusiasta, gritando su nombre. Hoy, tras pasar unas horas en Hobart, en la costa suroriental de la isla de Tasmania, estará en Melbourne, la capital financiera intelectual y cultural del país. En Sidney, donde había estado ya Pablo VI en el año 1970 y donde aún es recordado con gran simpatía, Karol Wojtyla hizo un ferviente llamamiento para que Australia "vuelva a lo sagrado".

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El Papa anunció en Sidney que está preparando un importante documento sobre la biogenética, tema sobre el que han sido ya consultados todos los obispos del mundo. A los obreros de una fábrica que construye puentes y diques, les dijo que "las relaciones industriales requieren un espíritu de comprensión y de cooperación más que de oposición y de conflicto".

Protesta contra el Pontífice

El único momento de protesta contra el Papa en este viaje tranquilo se produjo en la universidad de Sidney cuando, en un acto ante la flor y nata de la intelectualidad y con fuerte presencia de miembros del Opus Dei, un grupo de jóvenes homosexuales levantó en alto unos carteles contra él y gritó: "La Iglesia está contra la mujer y los gay". Juan Pablo II interrumpió durante unos segundos su discurso y la policía se llevó a los jóvenes.El Papa celebró una misa en el hipódromo de Sidney, con gran despliegue de espectacularidad, con participación de 43 obispos y 650 sacerdotes, anima da por dos coros, uno de 200 voces y otro de 100.

El papa Wojtyla, que está muy preocupado por el materialismo que empieza a caracterizar a la rica sociedad australiana, casi gritando, dijo: "A todos los que se han alejado de la casa espiritual, deseo decirles: ¡Volved! La Iglesia os abre los brazos. ¡No tengáis miedo, volved a casa!".

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El Papa subrayó que entre las causas que están produciendo el alejamiento de los australianos de la fe y de la religiosidad se halla "la actitud, en el pasado, de algunos de sus ministros y el escándalo provocado por algunos cristianos".

El pasado martes, el joven de origen irlandés que planeaba asesinar al Papa en Brisbane, Richard John McLauclin, confesó que odia a los curas porque de pequeño estuvo en una escuela católica y los sacerdotes le pegaban.

Juan Pablo II realizará hoy un discurso en una clínica ginecológica, en Melbourne. Había una gran expectación, ya antes del comienzo del viaje del Pontífice, con vistas a este acto, por considerar que en él el Papa podría aprovechar la ocasión para abordar el tema de la bíogenética, que en Australia ha logrado importantes avances.

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