Inacabable espera para la liberación de los rehenes
La 'inminente' liberación del 'decano' de los secuestrados franceses en Líbano, una falsa alarma
, Los periodistas volvieron a pasar una noche en blanco frente al hotel Beau Rivage, cuartel general sirio en Beirut oeste. Los miembros de la Embajada de Francia, en cambio, no picaron. Estaban escarmentados por sus experiencias de los pasados 21 de junio y 12 de noviembre, cuando dos parejas de rehenes franceses fueron liberadas en Damasco, en vez de en la capital libanesa. De nuevo, alguien había gastado una broma pesada. Esta vez, con el anuncio de la inminente liberación en el Beau Rivage del decano de los secuestrados franceses en Líbano, Marcel Carton, del que a la hora de cerrar esta edición no se conocían noticias.
Los grupos clandestinos libaneses tienen un sentido más bien negro de la puesta en escena. Sembrar falsas pistas es una de sus prácticas favoritas, incluso cuando devuelven la libertad a alguno de los occidentales que retienen a la fuerza.Era casi la medianoche del pasado lunes cuando alguien llamó a la emisora suní La Voz de la Patria y comunicó, en nombre de la Organización de la Justicia Revolucionarila (OJR), la próxima reaparición de Marcel Carton en el mundo de los libres. El comunicante solicitó la presencia en el Beau R.Ivage del embajador francés.
Los reporteros corrieron al hotel, aunque tenían sus dudas. Era extraño (que la OJR no hubiera telefoneado a una agencia de prensa occidental. Y había algo más serio. Hasta ese momento se creía que Carton estaba en poder de Yihad Islámica.
Pero, en fin, los grupos clandestinos musulmanes cambian en Líbano con frecuencia de nombre y composición. De ellos, sólo se sabe que están: más o menos vinculados con lo que se ha dado en llamar nebulosa Hezbollah, el movimiento shií partidario de la revolución islámica iraní. Los cambios de rehenes de unos grupos a otros no son, por lo demás, extraños.
A favor de la credibilidad del anuncio estaba la luna de miel entre Siria y Francla. Los dirigentes de Damasco prodigan estos días sus declaraciones favorables a los de París, que se han esforzado por impedir que Europa aísle completamente a un país clave en Oriente Próximo. Y, sobre todo, los periodistas apostados frente al Beau Rivage tenían en sus manos los despachos que informaban clue hacía horas que Francia e Irán habían firmado un principio de acuerdo para la devolución del préstamo de 1.000 millones de dólares que el país europeo había recibido del régimen del fallecido sha.
En cuestión de minutos, los informadores tenían preparada la biografia de Marcel Carton. Nacido hace 63 años, era el jefe de protocolo de la Embajadafrancesa en Líbano. Fue secuestrado el 22 de marzo de 1985, en Beirut oeste. Es uno de los rehenes que despierta mayor piedad. Es un hombre muy enfermo, y le capturaron tres días antes de que viajara a Francia para ser operado del, corazón. Está casado, ha pasado la mayor parte de su vidaen Líbano y es padre de un muchacho minusválido y tres chicas.
Ylhad Islámica, el grupo que reivindicó su secuestro, ha probado que sabe usar el vídeo como instrumento de presión. En marzo y octubre facilitó sendas grabaciones mostrando a unCarton agotado, vacilante y hasta lloroso. Leía mensajes a su familla en los que se lamentaba de su suerte "tras 25 años de devotos y fieles servicios" a su país. "Me pregunto qué hacen nuestros dirigentes para que cese esta muerte lenta", afirmaba.
La espera de los informadores en la noche del lunes al martes fue baldía. Carton no apareció en el hotel ni tampoco en Damasco, donde habían sido entregados a las autoridades francesas Marcel Coudari y Camille Sontag, liberados por la OJR el pasado 12 de noviembre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.