No hay quien resista un bolero

Las grandes cantantes dicen grandes verdades. La brasileña Leny Andrade es una gran cantante. Presenta las canciones con enorme sentimiento, como si cantase un bolero. Y, como ella misma dice, no hay quien resista un bolero.Tiene Leny Andrade una preciosa voz, de graves apasionados más que dramáticos. Da mucho énfasis a lo que la canción dice y, cuando la canción no dice nada, hace sorprendentes versiones en scat de cosas como A night in Tunisia, que ya es mérito que A night in Tunisia sorprenda. El grupo la sigue bien, con buen pulso en los tiempos rápidos. En los lentos manda Leny, así que no hay problema.

Paquito D'Rivera se sacudió pronto su obsesión por Salt peanuts y cogió la onda tropical,exuberante y sutil como un cerezo rosa. Le ayudó muy bien el valeroso trompeta Claudio Roditi. A Daniel Freiberg, pianista todo terreno, no le falta sensibilidad. El bajista Sergio Brandao y el batería Ignacio Berroa hacen que la música sea fuerte, pero con sentido.

Paquito estuvo eminente al saxo alto y al clarinete y tuvo los dos detalles más jazzísticos del festival. El primero, hacer citas de música española. Le salieron de bastante mal gusto, pero mostraron un instinto queles falta a los músicos de aquí, excepción hecha del egregio Rudy Armstrong. El segundo detalle fue sacar en la propina a Leny Andrade. Si el jazz es el arte de la solidaridad, la espontaneidad y toda esa vaina, lo menos que puede esperarse es que dos músicos que se suceden en un mismo escenario traten de hacer algo juntos, aunque sólo sea a ver qué sale. Leny y Paquito se conocen bien, así que lo que les salió fue fantástico, tan irresistible como un bolero.