Francia afirma que sus rehenes fueron liberados sin mediar armas ni dinero

El precio de la libertad de los rehenes franceses Camille Sontag y Marcel Coudary no ha sido ni armas ni dinero. Con esta rotundidad se expresaba el miércoles Denis Baudouin, portavoz del primer ministro Jacques Chirac. Sin embargo, el Gobierno francés ha reconocido, desde el primer momento, que la libertad de los rehenes estaba relacionada con el mejoramiento de las relaciones con Teherán y, más en concreto, con la negociación de un acuerdo sobre la deuda de Francia con Irán.La liberación de los rehenes debe entenderse como fruto de una negociación a varias bandas, en la que Siria juega un papel determinante. Chirac expresó su agradecimiento por la liberación de los rehenes a Siria y, en un segundo plano, a Argelia y Arabia Saudí, pero nada dijo a propósito de Irán.

Francia e Irán no tienen actualmente relaciones diplomáticas plenas, sino a nivel de encargados de negocios. Desde la caída del sha, y a pesar del exilio francés del ayatolah Jomeini, las relaciones franco-iraníes se deterioraron extremadamente, sobre todo desde el momento en que Francia tomó partido por Sadam Hussein en la guerra del golfo Pérsico.

Las relaciones empeoraron a partir de 1981 con los socialistas en el poder, concretamente con Claude Cheysson como ministro de Asuntos Exteriores, que estrechó las de Francia con Irak.

Las dificultades entre ambos países se cifraban, en el momento de llegar Chirac al poder, en tres puntos. En primer lugar, la liquidación de la deuda. El sha de Irán pagó a Francia 1.000 millones de dólares (unos 134.000 millones de pesetas), destinados a financiar la construcción de centrales nucleares en su país. El derrocamiento de Reza Pahlevi y la suspensión del programa nuclear llevaron al régimen de Jomeini a exigir la devolución del créditos y sus intereses. Francia se negó a pagar los intereses y pedía a su vez la devolución de las deudas iraníes derivadas de la ruptura de contratos. En el punto actual, el ministro francés de Exteriores, Jean Bernard Raimond, y su homólogo iraní, Ali Akbar Velayati, han conseguido un acuerdo, que se firmará próximamente, sobre una tercera parte de la deuda. Poco después del acuerdo de principio, fueron liberados los dos rehenes franceses.

El segundo contencioso afectaba a la presencia de militantes de la oposición a Jomeini en Francia, concretamente Masud Rayavi y sus Muyaidines del pueblo. Teherán exigía su expulsión y Chirac obtenía, el pasado 8 de junio, el traslado "voluntario" de residencia de Rayavi de las afueras de París a Bagdad. Doce días después, dos rehenes franceses en Líbano, Georges Hansen y Philippe Rochot, eran liberados por sus secuestradores.

El tercer contencioso afecta a la guerra del Golfo. Irán quiere que Francia retire su apoyo militar a Bagdad. Pero el Gobierno de Chirac ha expresado reiteradamente que Francia no va a cambiar de política exterior por presiones externas.

A diferencia de los "tratos" norteamericanos con Teherán, que son portadores de un germen de cambio de alianzas en la región, la posición de Francia con respecto a Irán no se dirige al abandono de Irak. Amistad y cooperación con Irak, relaciones normales con Irán. En este enunciado se resume el pensamiento de Chirac, que éste ha explicado en repetidas ocasiones.