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Genscher intenta Iimitar los daños que causó Kohl con su referencia a Gorbachov

Helmut Kohl, jefe de Gobierno de Alemania Occidental (RFA), no es un virtuoso de la diplomacia internacional. Tal vez gracias a ello, el ministro de Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher, no ha tenido excesivas dificultades para imponer una línea de continuidad de la política exterior en los últimos cuatro años que no difiere de la practicada por el Gobierno socialdemócrata-liberal de Helmut Schmidt, de la que ya era artífice Genscher. No obstante, el último error de Kohl -que ha tenido como víctima nada menos que a Mijail Gorbachov- está haciendo pasar un auténtico calvario a su ministro de Exteriores, que intenta limitar los daños.

Los comentarios de Helmut Kohl a la revista norteamericana Newsweek, incluso con la máxima indulgencia, podrían calificarse de inoportunos. El canciller concedió una entrevista a los dos corresponsales de Newsweek en Bonn y, entre diversos esfuerzos por contentar a la opinión pública norteamericana y a la Casa Blanca, se le ocurrió hacer una semblanza del máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov. Y dijo lo siguiente: "Es (Gorbachov) un líder comunista moderno. Nunca ha estado en California ni en Hollywood, pero entiende algo de relaciones públicas. Goebbels también era un experto en relaciones públicas".La publicación de esta frase provocó, como era fácil de suponer para cualquiera que conozca mínimamente el contexto en que se mueven las relaciones germano-soviéticas, una indignada reacción de la URSS, que presentó una protesta oficial ante el Gobierno alemán occidental, suspendió las visitas de autoridades de la RFA a Moscú y anunció que, mientras no recibiera una disculpa que considerara pertinente, las relaciones entre ambos países no podrían transcurrir por cauces normales.

El jefe del Gobierno alemán occidental había comparado, equiparado o al menos nombrado juntos al máximo líder soviético con uno de los máximos responsables del fomento del odio y los crímenes del nacionalsocialismo, que costaron 20 millones de muertos a la Unión Soviética.

En el ambiente distendido de una conversación con los amigos americanos, como se refiere Kohl siempre a Estados Unidos, no midió sus palabras y dijo -y esto es peor- lo que realmente piensa. El texto fue aprobado después por la oficina de prensa de la cancillería.

No obstante, su desliz verbal no pone en peligro a Kohl, que con práctica certeza seguirá siendo canciller después de las elecciones federales del 25 de enero. Sin embargo, sí sitúa en grave riesgo el papel que Alemania Occidental quiere, puede y debe desempeñar como interlocutor en las relaciones Este-Oeste.

Lamentablemente, el desliz del canciller es tan sólo un nuevo síntoma de un ambiente general, como señalaba hace días el semanario Die Zeit. En muchos comentarios en la RFA se percibe una especie de complicidad con Kohl.

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