González resalta en Quito el empeño de España en mejorar las relaciones de la CE con Latinoamérica
ENVIADO ESPECIALEl presidente del Gobierno, Felipe González, expresó anoche en Quito el deseo de España de reforzar "su proyección americana, así como de América en España", una doble proyección "nacida de la historia, que ha de ser asumida con orgullo". En una cena ofrecida al presidente ecuatoriano, León Febres Cordero, González reiteró que España "está empeñada en que se consiga un cambio cualitativo y cuantitativo de las relaciones entre la Europa comunitaria y América Latina". A su vez Febres Cordero se ha mostrado contrario a acoger en su país a más etarras.
"Nuestra incorporación a la CE no será perjudicial para nuestras relaciones con los países iberoamericanos", añadió. "Por otra parte estamos convencidos de que una mayor presencia europea en América Latina es, en sí misma, necesaria y conveniente como elemento diversificador que aumente las posibilidades de un desarrollo equilibrado y permita una mejoría en la estabilidad de la región".Felipe González finalmente señaló que "a esos esfuerzos que todos hacemos para vertebrar la libertad, mi Gobierno concede interés prioritario, convencido de que sin la libertad y sin la democracia cualquier logro es efímero".
"Ese proyecto exige que la solidaridad de todos pueda desarrollarse a través del entramado político de regímenes democráticos. En ellos, el diálogo franco y fluido entre las diversas corrientes de opinión, la aceptación de la discrepancia, el respeto de los derechos humanos y la libre convivencia en paz son la mejor garantía para el logro de unas aspiraciones políticas compartidas", añadió el presidente del Gobierno español. En su segunda jornada de estancia en Ecuador, el presidente del Gobierno pasó parte del día invitado en una finca de campo del presidente Febres Cordero, a quien ofreció una cena oficial en la sede de la Embajada de España. Previamente Felipe González asistió a una recepción ofrecida a la colonia española en este país.
Por la mañana Felipe González se reunió en un desayuno de trabajo con el presidente del Congreso Nacional de Ecuador, Andrés Vallejo, y con Rodrigo Borja, líder del principal partido de la oposición, Izquierda Democrática, candidato derrotado en las últimas elecciones presidenciales y probable nuevo candidato a las siguientes de 1988. Borja, como Felipe González, es vicepresidente de la Internacional Socialista y son amigos desde hace muchos años.
Después de este encuentro con los dirigentes de la oposición estaba previsto que Felipe González visitara algunas iglesias y monumentos históricos del casco antiguo de Quito. Pero prefirió quedarse "a trabajar" y seguir de cerca la actualidad española desde el hotel donde se hospeda, con algunos de sus colaboradores, y adujo "indisposición".
El sábado por la tarde, después de descansar varias horas para recuperarse del largo viaje nocturno en avión y del cambio horario, Felipe González mantuvo su primera entrevista con el presidente ecuatoriano, quien posteriormente le ofreció una recepción en el palacio nacional y le impuso la máxima condecoración ecuatoriana en un acto al que asistió el Gobierno en pleno y el cuerpo diplomático acreditado en Quito y una amplia representación de la vida política, cultural y económica de este país.
La presencia de 'etarras'
Al término de la visita del presidente del Gobierno, que concluirá hoy en la ciudad costera de Guayaquil está previsto que se anuncien varios proyectos de colaboración económica, en los que España aportará líneas de financiación blandas.El Gobierno ecuatoriano del presidente conservador Febres Cordero no está dispuesto a acoger más etarras deportados de Francia. Aunque el tema no ha sido planteado durante las conversaciones celebradas con Felipe González el presidente Febres ha hecho saber el fuerte coste político que le supuso el acoger "por hacer un favor a España" a miembros de ETA Militar, dos de los cuales residen vigilados en un chalé de los alrededores de Quito.
El presidente ecuatoriano, en conversación privada e informal con dos periodistas españoles, justificó su disposición a no aceptar a más presuntos terroristas vascos, al tiempo que mostró su decidido interés por ampliar todo tipo de contactos y vínculos con el Gobierno español, cuya nueva política latinoamericana elogió abiertamente.así como el pragmatismo del presidente González.
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