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Salto cualitativo en la carrera de armamentos / y 3

La reducción de unas armas multiplica otras

Andrés Ortega

En la cumbre de Reikiavik, e incluso antes, Reagan y Gorbachov hablaron de la importante posibilidad de reducir en un 50% el número de armas nucleares estratégicas de ambas superpotencias o incluso de suprimir en 10 años todos los misiles balísticos estratégicos (como asegura la Casa Blanca frente al Kremlin, que afirma que Reagan aceptó suprimir en ese plazo todas las armas nucleares estratégicas de las dos superpotencias). Estas perspectivas esconden el desarrollo de nuevos tipos de armamentos.

Lo ocurrido en Islandia está aún envuelto en brumas y es objeto de debate entre Washington y Moscú. Gorbachov fue, sin duda, mejor preparado que Reagan a Reikiavik, y llevaba instrucciones aprobadas por el Politburó. No se entiende, sin embargo, que la oferta de reducir en un 50% las armas nucleares ofensivas quedara, en Ginebra antes de la cumbre, rebajada a un 30%, porque así lo pidieron los militares soviéticos, según informaciones norteamericanas, y luego fuera recuperada en Reikiavik.Misiles estratégicos

La oferta de suprimir todas las armas nucleares estratégicas parece imposible, dado el peso de la realidad. Incluso a EE UU le crearía inmensos problemas suprimir todos los misiles estratégicos, conservando bombarderos de largo alcance y misiles de crucero, aunque ,una posibilidad de este tipo es algo más realista.

Después de todo, ambas superpotencias están empeñadas en intensos programas de producción de misiles de crucero -lanzados desde aviones o desde buques, no afectados por los sistemas contemplados en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI)- equipados con cabezas convencionales y nucleares. Estados Unidos ha cruzado esta semana un umbral decisivo con la puesta en servicio de un B1 -B, el primer nuevo tipo de bombardero norteamericano de largo alcance desde los famosos B-52, que nacieron hace un cuarto de siglo.

Un 50% de reducción de todas las armas nucleares estratégicas es más posible. Incluso así, ambas superpotencias tendrían capacidad para destruirse completamente varias veces.

En un primer momento en la cumbre, ambos aceptaron la reducción del 50%, tanto en términos de vectores como de cabezas nucleares -propuesta que viene de lejos, lo que de muestra que no carece de seriedad-, lo que dejaría a cada parte con 6.000 cabezas nucleares lanzadas desde 1.600 vectores.

Una supresión o una importante reducción de los misiles balísticos de largo alcance supondría, como señalaba The Washington Post citando a expertos de la Administración de Reagan (entre ellos, Fred C. Ikle, subsecretario de Política de Defensa), volver a la ecuación estratégica imperante a finales de la década de los cincuenta y comienzos de los sesenta, con bombarderos y misiles de baja cota lanzados desde submarinos y, por supuesto, la novedad de los misiles de crucero. "Entonces había pocos misiles balísticos, con la competencia entre las superpotencias reducida en gran parte a los bombarderos y a la defensa aérea, y con EE UU gozando de una ligera ventaja tecnológica y numérica".

Ventaja numérica

Estados Unidos dispone de ventaja numérica sobre la URSS en bombarderos estratégicos (263, frente a 170 en 1985) y misiles de crucero. El acuerdo potencial de Reikiavik, según diversas informaciones, permitiría a EE UU no reducir el número de sus bombarderos, según un sistema de contabilidad aparentemente aceptado por Gorbachov por el cual los bombarderos sólo contarían como una o dos cabezas nucleares, aunque cada aparato puede transportar hasta 12 bombas y otros tantos misiles de crucero. (En Islandia, ambos decidieron significativamente dejar a un lado, por ahora, la cuestión de los misiles de crucero.)

Un solo misil intercontinental, por el contrario, contaría como 10 armas si lleva 10 cabezas nucleares. El resultado de la destrucción de misiles intercontinentales y del desarrollo de bombarderos y misiles, de crucero sería no una reducción del 50% de las armas nucleares, sino sólo del 25% y la potenciación de nuevas armas, además de las derivadas de la SDI. Eso sí, la ecuación estratégica sería más estable, al dificultar el éxito de un primer ataque contra las fuerzas de represalia.

Pero el valor militar de los armamentos convencionales, terreno en el que la URSS cuenta con superioridad, al menos en Europa, se plantearía con un nuevo vigor (y con, según temen los europeos de la OTAN, menos medios si prospera la SDI). De ahí la necesidad de negociar también esta cuestión. Durante años.

Los progresos tecnológicos son muy difficiles de detener. De ahí que la URSS, cuando vio la posibilidad de modernizar su arsenal, fabricara los mejores instrumentos que pudo, los SS-20. Paralelamente, EE UU hizo lo mismo con los Pershing 2 y los misiles de crucero lanzados desde tierra.

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