Ortega habla de Hasenfus, y le recuerda que falta carne y leche
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, participó el sábado en una reunión cara al pueblo, que abrió con unas palabras sobre la agresión contra Nicaragua y el "mercenario Eugene-Hasenfus", el ciudadano norteamericano sobreviviente del avión derribado que abastecía a los antisandinistas de la contra. Tras la introducción de Ortega, los representantes sindicales asistentes al cara al pueblo se refirieron sobre todo a los problemas de la carne y la leche y a la crítica situación de la economía en Nicaragua.
Daniel Ortega no excluyó la posibilidad de que a Hasenfus se le conceda un indulto con ocasión del 25º aniversario de la fundación del Frente Sandinista, el 7 de noviembre.Los cara al pueblo en Nicaragua permiten un acceso limitado a unos pocos cientos de personas seleccionadas, de las que sólo un grupo preparado interviene con interpelaciones al Gobierno sandinista y al presidente Ortega. A pesar de esta selección, las críticas son sinceras y reflejan las preocupaciones reales de la gente del campo o de las fábricas. El sábado, en Managua, la reunión se celebró en la planta embotelladora de Coca-Cola. Curiosamente, en esa planta había ocupado la gerencia en el pasado el hoy dirigente de la contra Adolfo Calero.
Las palabras de los que intervinieron en el cara al pueblo son una radiografía de la situación económica de Nicaragua, expuesta sin tapujos por hombres implicados directamente en el proceso productivo.: Un trabajador de los mataderos de Managua explicó que en el más grande del país hay 400 trabajadores y tiene una capacidad para sacrificar 350 reses a la semana. En la última semana se mataron solamente 13 reses. Explicó el representante sindical que en los mataderos industriales sólo se sacrifican 206 reses y 400 van a la matanza clandestina. La cabaña ganadera de Nicaragua ha quedado reducido en los últimos años de 2,8 millones a 1,4 millones de cabezas. "Se está matando un 75% de hembras jóvenes, aptas para reproducir", dijo el obrero. También explicó que la matanza clandestina obliga a que "se haga desaparecer el cuerpo del delito" y "por eso destruyen la piel de los animales, y se pierde el cuero, que serviría para hacer botas a los combatientes".
Un trabajador ole la industria láctea dijo que la producción de leche era de 95.000 litros en 1977 y hoy día sólo llega a 37.000. También expuso que el coste de producción de un litro de leche es de 70 córdobas (5,50 pesetas), pero se vende a sólo 26 córdobas (2, 10 pesetas).
Fue el representante de la cervecera Victoria el primero que sacó el asunto de Hasenfus, pero inmediatamente pasó a describir que en su empresa sólo hay 200 trabajadores en la producción directa y 700 en áreas no productivas. Dijo el trabajador que necesitan una planta nueva de cocción que debería haber sido instalada en 1982, pero falta un millón de dólares (unos 130 millones de pesetas) en divisas. El trabajador propuso que los, ministros y dirigentes dejen de usar coches importados y que se dediquen esas divisas ahorradas a comprar la maquinaria que necesita su fábrica.
Estaba allí el director de la cervecera, y Ortega le pidió que respondiera. Confirmó el director que 198 personas trabajan en el área productiva y 764 en la de servicios, pero han reducido la plantilla de 1.212 a principios de año hasta 972 ahora. "A fin de año seremos unos 900. No podemos hacer más", dijo Ortega anunció que ha quedado completamente prohibida la importación de coches oficiales.
Las referencias a Hasenfus de los que tomaron la palabra en el cara al pueblo fueron violentas: uno calificó de reptil al abogado defensor de Hasenfus. Cuando Ortega preguntó a los 400 reunidos: "¿Qué se puede hacer con Hasenfus?", hubo tres o cuatro gritos de: "¡Al paredón!". En otro momento se coreó: "Aquí, allá el Frente vencerá", "Ningún yanqui hijoputa pisará Nicaragua" y "Luchamos para vencer. No pasarán".
Ortega dijo en sus palabras finales, después de tres horas de reunión, que Reagan "está actuando como un sinvergüenza,. un delincuente, ( ... ) sigue actuando a escondidas".
Se refirió Ortega a la eventual ruptura de relaciones por parte de EE UU. Y aludiendo al local de la reunión, Ortega dijo: "No nos vamos a morir porque nos falte la Coca-Cola".
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