Disidentes a la fuerza
Hay grupos y artistas cuya labor es ignorada por el aparato cultural
La palabra disidente está llena de connotaciones lejanas a nuestro país. Parece evocar la imagen de un ruso que sufre represión y soledad en la estepa siberiana o en un psiquiátrico de Moscú. Pero en la España democrática abundan también los grupos o los individuos cuya labor artística y cultural es, cuando menos, ignorada por el aparato cultural oficial. Algunos de estos españoles disidentes a la fuerza afirman sin sonrojo que "España es la tierra de las subvenciones y el mamoneo". Dianiel Moreno y Valentín Hidalgo, actores del colectivo madrileño Producciones Marginales, cuentan que "en lo únice, que este Gobierno parece socialista es en su afán de controlarlo todo".
"Han aniquilado la poca empresa teatral privada que quedaba", prosiguen Hidalgo y Moreno, "de forma que cualquier manifestación teatral a de pasar, por obvias razones de viabilidad y subsistencia, por la caja del Ministerio de Cultura. Pensábamos, que la estrategia consistía en apoyar la tarea continuada de grupos que, como en nuestro caso, estrenan uno o dos montajes al año. Pero ahora parece ser que lo que buscan es respaldar proyectos concretos y oportunamente puntuales, con una clara visión autopropagandística". Para los miembros de Producciones Marginales, el dinero sigue yendo a parar a las "mismas insignes manos de siempre, añadiéndose este año la recién creada Compañía Nacional de Teatro Clásico, que sale a lo grande con tres montajes esta temporada. En la última tanda de ayudas no se ha subvencionado a ningún grupo joven, aunque, eso sí, el ministerio ha tenido el detalle de enviarnos una carta en la que nos decían que nuestro proyecto les parecía muy bien, pero que ya no tenían ni una peseta. A este respecto queríamos decirle al señor director general de Teatro que nosotros tenemos poco, pero que, en fin, podíamos intentar compartirlo con él para que no tenga que ir andando a la oficina. Trabajar por libre en el teatro es algo impensable, ya que ellos tienen ya hasta un centro de nuevas tendencias para poder vender un tipo propio de contracultura vanguardista y asimilada, y al que levanta la voz contraesta situación le ponen un despacho y un sueldazo y se calla. Con esto lo que están consiguiendo es acabar con la poca vida que le quedaba al teatro y convertirlo en algo tan elitista y minoritario como es la ópera. Y lo único que podemos hacer es resistir, continuar realizando montajes de presupuesto ridículo, con la consiguiente merma de nivel de competitividad. Pero ya vendrán tiempos mejores".
Para Nacho Ordás, pintor, "los tiempos mejores vienen en este país cutando ya has supera do la barrera de los 35 años". Nacho tiene experiencias del desamparo al que somete la Administración a los artistas desconocidos: "Hice un trabajo guapo con las ruinas del scalextric de Atocha. Un mural monumental que fue recogido por las cámaras del programa Metrópolis. El Ayuntamiento no prestó la más mínima ayuda. Yo no cobré nada y hasta los botes de pintura, único gasto, corrieron a cargo de los productores de Metrópolis. Ahora sé que han encargado a Chillida un proyecto para que haga algo con esas ruinas. Espero que él sí lo pueda rentabilizar, tanto económica como promocionalmente". Para Nacho, licenciado en Bellas Artes y que lleva exponiendo ininterrumpidamente desde el año 1979, "los tiempos del mecenas se han esfumado. Ahora tienes que gustar a un galerista para conseguir que te exponga y que, mucho después, Cultura se interese por ti. Lo de Barceló es la excepción, que siempre la hay. Pero yo no me he llevado ningún desengaño".
Con respecto a la contestación creativa e ideológica que las nuevas generaciones dan a esta situación, Nacho opina que "hay una especie de contestación al socialismo. No hay pintores fachas, porque eso es para mí inipensable, sino toda una gama de jóvenes que caen en el tópico del yuppie americano, coches, chicas, música moderna y tal... Tal vez sólo en Euskadi la vanguardia artística desborde al PSOE por la izquierda... Y es tonto que nos quieran vender la idea de un nuevo Siglo de Oro español cuando vivimos en pleno esplendor del paradigma yanqui. Esto no quiere decir que no haya material humano para que pudiéramos ser la cuarta o quinta capital cultural del mundo, pero para eso los que manejan aquí el lío de la cultura debieran trabajar un irifilón de veces mejor de lo que lo hacen. En eso influye la ausencia de información en artística. No te informan de los circuitos europeos y esto lo que hace es provocar lagunas entre las generaciones de pintores españoles, que parecen no tener una continuidad lógica. Eso sí, de los ya conocidos sacan su buena tajada propagandística. Son los representantes de la España democrática del período socialista".
Ropas viejas
En medio de este mar de ayudas estatales, encontrar a alguien que es capaz de realizar un vídeo-corto con un presupuesto de 49.000 pesetas resulta esperanzador. Roberto Cerdá Espadas inició sus pasos artísticos en un instituto, para el que realizó un montaje teatral que sólo costó 5.000 pesetas. "Ahora no puedo explicarme cómo lo conseguí. Era un Chejov de dos personajes y hubo que tirar de ropas viejas, pero utilizables y con sentido. Los paseos por el Rastro se hacían interminables a la hora de encontrar el mueble preciso, en el aspecto estético y de precio" Roberto es actor y director de sus espectáculos, Ha fundado, con 22 años, dos compañías: "La primera, Compañía de Teatro ATS, sólo tuvo un año de vida, dada la falta total de apoyo que recibió. La segunda Producciones El Que Se Perdió En La Isla, lleva ya dos año trabajando y tiene como balance el vídeo-corto llamado Después de la espuma y otro montaje de teatro que va a costar 20.000 pesetas...".
"La idea de realizar el vídeocorto la planteamos a partir de una falta total de dinero y de experiencia. Pero de alguna manera hay que empezar, ¿no? Después de pedir ayuda a los organismos competentes y de recibir la negativa, comencé a trabajar con mi propio sistema de producción, que tiene tres fases: la primera es conseguir dinero mediante préstamos a mi madre o amigos con trabajo fijo". También hay que pedir en préstamo las cámaras de vídeo, el monitor e incluso el plató. En el caso de mi corto fue un tren gentilmente cedido por Renfe. La segunda fase trata de indagar en los chatarreros de Carabanchel, a ver si hay manera de encontrar algo aprovechable. Si se busca bien, normalmente: lo hay. Y la tercera consiste en robar todo lo que aún no se ha podido conseguir. Para el vídeo, hubo que levantar varios extintores, con el consiguiente ahorro del presupuesto de unas; 70.000".
El resultado final es una obra de 17 minutos, con seis actores principales, dos secunda.rios y 40 extras, "que por supuesto no han podido cobrar ni un duro. He presentado el vídeo a varios certámenes, en los que espero ganar, por lo menos, el último premio. Si es así, pagaré las deudas y me embarcaré en otros proyectos".
Babelia
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