Un error de transcripción
La hoja roja es un intento de transcripción de la novela al teatro. No es la cuadratura del círculo; se ha hecho siempre, se sigue haciendo y hasta ha habido momentos en que el teatro dependía de la narración literaria como fuente principal de inspiración. La novela de Delibes presenta algunos problemas específicos: su riqueza es de acción interna, de quietud, de estados de ánimo, y los acontecimientos son escasos y tratados deliberadamente con la misma serenidad exenta de espectáculo. Con un lenguaje. Aun así, meterla dentro del teatro no es una tarea imposible y hay grandes ejemplos de ello. El fracaso de este intento se debe más bien a impericia, a la falta de un móvil idéntico entre personajes tan dispares como el escritor Delibes y el director de escena Manuel Collado, sobre todo en cuestiones de sensibilidad, y a un desastre estético en la cuestión del espectáculo.El sistema de ambientes múltiples, fijos o movedizos por medio de carras, sobre el fondo de la plaza Mayor de Valladolid, tiene dos defectos principales: uno, su gran fealdad de dibujo y color; el otro, la torpeza de sus movimientos, la inseguridad en su construcción. Con esta agitación nerviosa de los elementos que caen o se desplazan a saltos por el escenario se intenta seguir un ritmo novelesco o narrativo; en lugar de captar la esencia de la novela -su maravilloso tejido sutil de ambientes, de situaciones, de impalpable soledad y de hallazgo de solidaridad y amor-, se intenta seguir o reproducir unos episodios; la mayor parte son superfluos y resueltos toscamente. Si se sostienen es porque de ellos trasciende el lenguaje de Delibes, su portentosa capacidad para transmitir con palabras sencillas y directas unas emociones, unas angustias, una opresión impalpable sobre sus personajes.
La hoja roja
Autor: Miguel Delibes. Versión teatral de su novela del mismo título. Intérpretes: Narciso Ibáñez Menta, María Fernanda d'Ocón, María Teresa Cortés, José Jordá, Enrique Menéndez, Pepa Rosado, Antonio Calderón, Pedro Pablo Juárez, Julio Roco, Mario Martín, María Dolores Cordón.Escenografía de Alfonso Barajas. Dirección de Manuel Collado. Estreno: teatro Alcázar. Madrid, 21 de septiembre.
El reparto no es acertado. María Fernanda d'Ocón es una buena actriz y su oficio se esfuerza en salvar la diferencia entre sus condiciones físicas y el diseño del personaje montaraz, tierno y jovencísimo del personaje; no cuadra bien Narciso Ibáñez Menta, que tiene grandes logros pero que acude demasiado al tic de la vejez escénica. En torno a ellos, los otros actores tienen irrupciones bruscas, desmedidas; no probablemente por culpa de su oficio o de su arte, sino por la brusquedad de las situaciones y por falta de un nivel de conjunto.
Naturalmente que este espectáculo deja intacta la calidad literaria de Delibes, tan justamente firme, tan asegurada, tan unánimemente admirada. No acudió al estreno. La primera actriz leyó un telegrama suyo en el que aludía a una leve indisposición para explicar su ausencia. Tampoco compareció en el escenario el director de escena. El estreno oficial, sin embargo, se desarrolló bien: aplausos en varias escenas, ovaciones al final de la obra.
Babelia
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