Malta crea problemas de última hora en la Conferencia de Estocolmo
Malta introdujo anoche problemas de última hora en la Conferencia de Desarme en Europa (CDE), que debía concluir ayer en Estocolmo, al exigir que el acuerdo final incluyera mayores garatías sobre la realización de maniobras militares en el Mediterráneo. La actiud maltesa contrastaba con los avances visibles de los dos bloques hacia el logro de un compromiso, que parecía iminente.El plenario de la Conferencia de Desarme de Estocolmo (CDE) comenzó a considerar ayer a las diez de la noche (ocho de la noche, hora peninsular española) la aprobación del documento final que contiene las medidas destinadas a crear mecanismos de seguridad. y confianza en Europa, y a disminuir los riesgos de un conflicto armado.
Los representantes de los 35 países asistentes a la reunión de Estocolmo (los europeos, EE UU y Canadá) estaban preparados para detener los relojes si a las doce de la noche, hora en que debía finalizar la conferencia, no se habían ajustado los detalles pendientes. En ese caso, la conferencia finalizaría hoy, o eventualmente mañana.
Un grupo de traba, o se dedicó durante el día de ayer a ajustar propuestas sobre esos puntos. Los temas principales negociados en la conferencia son el de la verificación -inspección de las maniobras militares previamente anunciadas- y el número de efectivos participantes a partir del cual los países miembros están obligados a anunciar las maniobras.
El obstáculo mayor que amenazaba la consecución de un acuerdo quedó allanado al saberse, con sorpresa incluso para. la propia. delegación norteamericana, que el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, había renunciado a hacer hincapié en la nacionalidad de los aviones que deben realizará la inspección de las maniobras militares anunciadas. Hasta entonces, EE UU y los aliados occidentales proponían que fuesen aviones de países neutrales y, los miembros del Pacto de Varsovia que fuesen del país protagonista.
Los observadores destacan la importancia de que los participantes hayan alcanzado un acuerdo sobre aspectos de seguridad militar y de que la URSS haya roto una tradición de décadas en su política exterior, al aceptar la inspección en su propio territorio.
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