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Reagan expresa al ministro soviético de Exteriores su irritación por la detención de Daniloff

Francisco G. Basterra

Estados Unidos y la URSS dialogaron ayer durante seis horas por intermedio de sus ministros de Exteriores, George Shultz y Edvard Shevardnadze, en un intento de buscar un compromiso para resolver el caso Daniloff, avanzar en las conversaciones sobre control de armamentos e impedir una congelación de las relaciones entre Washington y Moscú. El diálogo entre ambos fue "serio, franco" y tenso a veces. Inesperadamente, Ronald Reagan convocó a Shevardnadze a la Casa Blanca para expresarle su irritación por la detención de¡ periodista del US News & World Report Nicholas Daniloff.

El ministro soviético escuchó, durante 45 minutos, el rapapolvos y respondió entregando al presidente una carta pesonal de Mijail Gorbachov, en la que el primer secretario del PCUS contesta, al parecer, a las propuestas sobre control de armas nucleares realizadas por Reagan a finales de julio. Fuentes de la Casa Blanca dijeron anoche que el presidente, que abandonó ayer tarde Washington para pasar el fin de semana en el retiro presidencial de las montañas de Camp David, está optimista tras la entrevista con Shevardnadze.Al término (de la reunión de ayer, que continuará hoy, es difícil saber si las dos superpotencias han avanzado en el proceso de establecer una fecha para una segunda cumbre entre Reagan y Gorbachov, o incluso en la posibilidad de que ésta se celebre. Pero el hecho de que la reunión se prolongara durante bastantes horas y que continúe hoy (el lado americano había sugerido que podría suspenderla si no recibía una respuesta satisfactoria), hacía pensar anoche a los observadores que la crisis provocada por el caso Daniloff puede estar controlada. Se trataría ahora de buscar una fórmula mediante la cual los dos países puedan dejar atrás el incidente sin perder la cara e impedir que éste afecte al tema clave de las relaciones, la reducción de arsenales nucleares, donde Estados Unidos ha ofrecido nuevas propuestas.

Radio Moscú citó anoche a Gorbachov, quien dijo que es posible una cumbre para lograr acuerdos sobre euromisiles y pruebas nucleares. El propósito inicial de la reunión de Washington es evaluar las posibilidades de que Ronald Reagan y Mijail Gorbachov celebren una segunda cumbre. Pero el caso Daniloff y la batalla de los espías en la ONU han provocado una escalada de desconfianza y tensión entre los dos países, que hacen prácticamente imposible que de este encuentro salga una fecha para la cumbre, dijeron fuentes norteamericanas. Al abandonar ayer el Departamento de Estado (a medianoche, hora peninsular), Shevardnadze dijo que "existe una posibilidad de resolver el caso Daniloff' y que es difícil decir si "estamos cerca de una nueva cumbre".

Los resultados, hoy

Los dos países decidieron anoche no informar hasta hoy del resultado de las entrevistas Shultz-Shevardnadze, que se prolongaron ayer con una cena ofrecida por el secretario de Estado a su colega. El año pasado, en un clima político mejor, Shultz invitó a su homólogo a una típica barbacoa en el jardín de su casa de las afueras de Washington. En un ambiente de tensión y desconfianza, precedido por un intercambio de acusaciones mutuas entre los dos países, los dos ministros de Asuntos Exteriores se reunieron durante dos horas y 45 minutos por la mañana, en la séptima planta del Departamento de Estado.

Esta reunión fue cara a cara, sin sus asesores y fue utilizada por Shultz para criticar a la URSS por el caso Daniloff. Al término de la misma, el secretario de Estado llamó a la Casa Blanca y el presidente pidió que Shevardnadze acudiera allí para que escuchara, de su propia boca, sus "profundos sentimientos" sobre la detención del periodista. En la reunión, en el despacho oval, que Shevardnadze calificó de "interesante", estuvieron presentes el secretario de Estado, el jefe del Gabinete presidencial, Donald Regan, y el consejero de Seguridad Nacional, el almirante John Poindexter.

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Con los asesores

Tras abandonar la Casa Blanca, Shevardnadze almorzó en su Embajada y a las tres de la tarde hora de Washington (nueve de la noche en España peninsular) regresó al Departamento de Estado, donde volvió a reunirse con Schultz. Esta vez, a diferencia de la mañana, los dos ministros acudieron con sus principales asesores en materia de armamento, Paul Nitze por los americanos, y el soviético Viktor Karpov. Esto significa que se entró de lleno en la discusión sobre la reducción de los respectivos arsenales atómicos. Un avance en este campo podría servir para convocar la cumbre. La reunión vespertina se prolongó por espacio de casi tres horas. Shultz había advertido que, después de suscitar el tema Daniloff, estaba dispuesto a hablar de armamento, derechos humanos y conflictos regionales.

Reagan y Shultz, frente a los halcones de la Administración, están tratando de proteger la continuación del diálogo con Moscú, Convencidos de que tiene mucha mayor importancia histórica para la Administración que: el incidente Daniloff. Esto explica que la respuesta de Washington haya sido muy moderada y, que la retórica no haya impedido que Estados Unidos, para consternación de los ultraconservadores, haya ofrecido en las últimas horas nuevas propuestas en materia de control de armamentos, en la mesa de negociaciones en Ginebra.

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