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Alfonsín elimina a los radicales 'históricos' de los puestos claves del Gobierno argentino

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El presidente argentino, Raúl Alfonsín, ha sustituido a la mayoría de sus compañeros de rnilitancia radical y amigos personales en los puestos clave del Gobierno. En menos de tres años los viejos dirigentes han dejado su lugar a los formados en las agrupaciones universitarias de la Unión Cívica Radical, como parte de una deliberada operación política destinada a la formación acelerada de cuadros.El viernes pasado, Alfonsín aceptó la renuncia de Alfredo Concepción, presidente del Banco Central y último representante de los históricos que quedaba dentro del equipo económico. El relevo de Concepción, que fue asesor financiero de la campaña electoral de los radicales, era reclamado desde hacía un mes por el ministro de Economía, Juan Sourrouille, un técnico de 45 años no afiliado al radicalismo. El puesto fue ocupado por José Luis Machinea, un colaborador directo de Sourrouille que tampoco milita en el partido gubernamental.- Machinea nombró vicepresidente del Banco Central a Marcelo Kiguel, un joven contador público de 32 años que ya ocupó altos cargos en la Administración radical. El promedio de edad del resto de los directores designados y del equipo económico no supera ahora los 37 años.

La tendencia al recambio generacional comenzó a marcarse hace ya dos años, cuando Álfonsín desplazó a su amigo Bernardo Grinspun y nombró a Sourrouille ministro de Economía. Las muertes casi sucesivas de dos ministros de Defensa, Raúl Borrás y Roque Carranza, obligaron al presidente a cubrir ese delicado puesto con Germán López y, tras la dimisión de éste, con el hasta entonces secretario de Defensa, Horacio Jaunarena, de 43 años.

De los dirigentes que formaron el Gobierno radical en 1966 y que dirigieron el partido durante los últimos 20 años, tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Arturo Illia, sólo permanecen en el equipo de gobierno actual el ministro del Interior, Antonio Troecoli, de 58 años, y Conrado Storani, de 63 años, ministro de Salud y Acción Social.

Donde se advierte con mayor claridad la deliberada operación política que lleva adelante Alfonsín es en el segundo escalón del Gobierno, en los puestos de subsecretarios.

Cuando a fines de 1985) concluya el mandato presidencial de Alfonsín, su paso por el Gobierno habrá servido para consolidar una nueva generación de funcionarios y dirigentes políticos. El proceso de recambio es estimulado también en el Parlamento, los Gobiernos provinciales y en el peronismo, el principal partido en la oposición. De este modo, la democracia argentina trata de reparar la carencia de formación política propiciada por la dictadura militar a partir de 1976.

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