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Banqueros

Rosa Montero

Que vaya por delante que yo entiendo poquísimo de economía, lo cual, al margen de mi natural estulticia numérica, es en gran parte achacable al oscurantismo con que se expresan los sumos sacerdotes del dinero. Pues de todos es sabido que, desde el principio de los tiempos, los brujos y demás privilegiados han echado mano de los lenguajes crípticos para que el vulgo no se cosque ni de la mitad de sus manejos.Ello es que, desde mi condición financieramente analfabeta, me he quedado pasmada, estupefacta y turulata ante la noticia de que los grandes bancos decidieron no anunciar crecimientos de beneficios superiores al 20%, porque "no era bueno presentar resultados espectaculares bajo un Gobierno socialista". Y digo yo que no he debido de comprender bien el meollo del asunto, porque no es posible que nuestros mandamases monetarios resuelvan mentir como bellacos.

Una ya tenía oído que la banca estaba consiguiendo exorbitantes beneficios. Que bajo el Gobierno del PSOE los pobres son más pobres y los ricos más ricos, como bien dijo Gerardo Iglesias el día de la investidura, en aquella intervención que los socialistas pitorrearon tanto quizá porque no sabían qué contestarle. Pero que nuestros prohombres de los bancos, además de hacerse más cresos de lo que ya eran, se dediquen ahora a desdibujar los beneficios y a ocultar millones en la manga me parece en verdad abracadabrante; es una actitud digna de los Siete magníficos, pero de los magníficos del western, de aquellos seguidores de Yul Brinner que eran una miaja fulleros y mangantes. Y si todo este malabarismo con las cifras, este disfrazarse de humildes mientras se forran por lo bajo, responde en realidad a las insinuaciones del PSOE, que intentaría así guardar las apariencias para que no se le caigan definitivamente la ese y la o que hay en sus siglas, entonces la cosa sería ya el despiporre.

Pero no, seguro que no es así, seguro que no he entendido la jugada. Porque la Prensa califica esta resolución de los banqueros como un semiacuerdo entre caballeros, y, claro, o bien esto es el más disparatado de los eufemismos, o bien yo no he comprendido lo que se dice nada.

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