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Reportaje:Etiopía, un enclave estratégico / 1

Soviéticos y cubanos defienden el régimen de Mengistu

Observadores consultados estiman que la ayuda soviética a Etiopía, tan sólo en el terreno militar, sobrepasa los 3.000 millones de dólares (más de 400.000 millones de pesetas), y se asegura que la guerra de Eritrea, heredada del viejo régimen de Haile Selassie y cuyos orígenes se remontan a hace unos 25 años, le cuesta al teniente coronel Mengistu Haile Mariam más de 500.000 dólares diarios Este precio lo paga Etiopía con un modelo de Estado afianzado, el marxismo-leninismo, y con una economía supeditada aun sistema que como primeros frutos ha generado la nacionalización de las tierras y empresas (sólo ha permanecido un pequeño sector privado) y la organización del sector agrario bajo la forma de cooperativas granjas estatales y asociaciones de campesinos. La tierra es del Estado, y el agricultor tiene un derecho renovable a su uso, pero bajo el control de las asociaciones de campesinos.Etiopía, país fronterizo con Yibuti y Kenia, con los que mantiene excelentes relaciones, y con Sudán y Somalia, con los que las tensiones son permanentes, tiene una extensión de 1.250.000 kilómetros cuadrados. Es aquí donde nace el Nilo Azul, que aporta el 80% del caudal de dicho río. Actualmente se estima que la población sobrepasa los 45 millones de habitantes con un crecimiento anual del 2,9%, lo que le convierte en el tercer país más densamente poblado de África, tras Nigeria y Egipto.

La raza dominante es la amhara, de origen semítico no africano. Esos pobladores vinieron de Arabia hace 3.000 años, tienen lenguaje y alfabeto propios y son cristianos coptos, producto de una evangelización paralela a la de Occidente, con patriarcado independiente de Roma, Alejandría y Constantinopla.

Los amhara constituyen el centro de la nacionalidad etíope, con un claro predominio sobre otras razas y etnias que se sitúan en la periferia de este país, centrado sobre una enorme meseta, como son los nilóticos, cercanos a la frontera de Sudán; el grupo racial galla u oromo, los somalíes de Ogaden, las tribus afar, de origen semítico, y los eritreos del Norte, raza también con tronco común amhara.

La nueva concepción del Estado respeta la religión, y, curiosamente, el mejor colegio de Addis Abeba está regido por monjas católicas. El ingrediente cristiano ha desempeñado un papel importante en la historia de Etiopía, frenando el advenimiento y posterior propagación del islam, segunda religión del país. Los elementos cristianos son dominantes en Etiopía, hasta el punto de que más de un ministro del Gobierno se ha declarado religioso, pese a la concepción laica del Estado socialista.

La Etiopía de Mengistu, un país con 130 dólares de renta per cápita y el grave y penoso problema del hambre (Occidente donó al país en 1985 un millón de toneladas de cereales), está estrictamente ligada a los proyectos de las potencias del Este sobre el continente africano. La alianza militar con la URSS se remonta a 1977 -año en que accedió al poder Mengistu-, y la versión etíope del marxismo-leninismo viene reforzada por una amistad personal del coronel Haile Mariam con el presidente cubano, Fidel Castro.

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