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Crítica:LOS VERANOS DE LA VILLA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Más madera

The Brass BandDesde el momento en que el espectador pone los pies en el lugar donde actúa The Brass Band, todo es posible. El quinteto formado en Califórnia hace 15 años tiene buen cuidado en crear un ambiente de locura y, ejerciendo de acomodadores en funciones, abren la veda para los cambios de pareja, de sitios, mujeres a hombros, persecuciones y risas. El espectáculo ha comenzado y las gansadas ya serán interminables e infinitas.The Brass Band consigue la inmediata complicidad de cada uno de los presentes, que, le guste o no, se ve sumergido en un torbellino demencial de payasadas, guiños y músicas astutamente seleccionadas por lo reconocibles y tarareables. Continúan con el Bolero de Ravel, interpretado desde diferentes puntos del recinto, y a partir de ahí cabe todo. Desde Brahms al Orange Blossom Special, pasando por clásicos de la música popular norteamericana, Liszt, el dixieland, Von Suppe o Hérold, sin olvidar una particular juerga flamenca con la Malagueña de Lecuona, en la que cualquier inocente espectador puede convertirse en protagonista de una serenata a cargo de un Brass Band convertido en la mismísima Carmen Miranda con una macedonia a modo de sombrero.

Bob Leach (trompeta), Jim Aron (trompeta), Johannes Mager (tuba), George Wallace (trompa barítono) y Bob Jennings (trombón)

Los Veranos de la Villa. Centro Cultural Conde Duque. Madrid, 4 de agosto.

'Gags' improvisados

También puede ser objeto de una reprimenda o una felicitación, y la menor risa, ruido, fotógrafo que pasa o tañido de campana se convierten en excusa inmediatamente aprovechada para montar un gag de pocos segundos y que ellos son los primeros en celebrar sin poder contener la risa. The Brass Band significa el reencuentro con lo elemental, los hermanos Marx, Jacques Tati, Les Luthiers y, en definitiva, con la tradición del músico callejero, clown y bufón.Como además son magníficos músicos, el resultado es un espectáculo que sabe a poco, del que uno sale con el imposible deseo de repetir al día siguiente y esperando su próxima visita a un público madrileño que se lo pasó en grande.

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